Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo".
El les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás.
Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón."
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Quisiéramos muchas veces que Dios jugara en nuestro campo y con nuestras condiciones. Nos encantaría la idea de poder manipular a Dios y hacerlo trabajar para nosotros. Si estamos acostumbrados a que todos hagan algo en nuestro provecho, ¿no será que esperamos lo mismo de Dios?
Miremos bien:
- Cuando oramos ¿qué le pedimos a Dios?
 - Cuando estamos en una necesidad ¿qué le decimos a Dios?
 - Ante la enfermedad: ¿qué papel juega Dios?
 - En los momentos difíciles: ¿qué importancia tiene Dios?
 - En los momentos buenos y felices: ¿acudimos a Dios?
 
Este pequeño test ayuda muchísimo para comprender si queremos a Dios como un empleado nuestro o si por el contrario vemos a Dios como Dios.
Es muy fácil leer el Evangelio y decir: "esos maestros y fariseos eran unos desgraciados que trataban muy mal a Jesús. Si yo hubiera estado en esa época no habría hecho eso". Pero, cuando usamos al Señor como nuestro esclavo ¿acaso no somos peores?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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