09 febrero, 2013

Sed de Dios

Como ovejas sin pastor; todos estos judíos que seguían a Jesús, seguramente eran buenos judíos que respetaban la ley y que iban los días de precepto a la sinagoga, a escuchar de la palabra como en este tiempo lo hace un buen cristiano.
Tanta era su sed de verdad  que cuando vieron y escucharon a la suma verdad no se resistieron y tuvieron que partir a su búsqueda;  una búsqueda incesante, una búsqueda de muchos sincera, una búsqueda de toda la vida.
Esa semilla que Jesús planto no se murió, en algún momento con la sangre de Cristo germino.
Nosotros ahora estamos en la misma situación sedientos de escuchar a Dios de ser saciados por el, de ser sanados por el, aveces se ve imposible, pero el ojo humano no es capaz de ver lo que ve el alma con sus ojos sobrenaturales pues estos siempre están puestos en su amado Jesús.
Todo por la inmaculada, nada sin ella.

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