23 marzo, 2011

MIERCOLES 23 de marzo del 2011

Jesús hoy voltea las perspectivas humanas y terrenales de sus discípulos (nosotros mismos) y les abre un nuevo horizonte de comprensión sobre cuál ha de ser el estilo de vida de sus seguidores.
Nuestras inclinaciones naturales nos mueven al deseo de dominar las cosas y a las personas, mandar y dar órdenes, que se haga lo que a nosotros nos gusta, que la gente nos reconozca una posición. Pues bien, el camino que Jesús nos propone es el opuesto: «El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo» . “Servidor”, “esclavo”: ¡He aquí a la ESCLAVA del Señor…… Y María fue a SEVIR a su prima!; las hemos escuchado cientos de veces, ya es hora de que seamos capaces de entrar en contacto con la realidad que significan, y confrontar dicha realidad con nuestras actitudes y comportamientos.

“El que no vive para servir no sirve para vivir” decía la Beata Teresa de Calcuta; en este caso, nos parece que damos la vida, cuando realmente la estamos encontrando. Y en esta actitud, nuestro modelo es el mismo Cristo —el hombre plenamente hombre— pues «el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».
Ser servidor, ser esclavo, tal y como nos lo pide Jesús es “imposible” para nosotros. Queda fuera del alcance de nuestra pobre voluntad: hemos de implorar, esperar y desear intensamente que se nos concedan esos dones. La Cuaresma y sus prácticas cuaresmales —ayuno, limosna y oración— nos recuerdan que para recibir esos dones nos debemos disponer adecuadamente.
El darse, el negarse, el ser capaz de darnos a los demás en el servicio e incluso soportando humillaciones, como ejemplo Jesús lo hizo tan perfectamente que se entregó, padeció y soporto de todo hasta morir en una cruz para nuestra redención y nuestra libertad porque El vino a servirnos y se quedó con el más grande premio que nos tiene como promesa, el Cielo.
Madre Santa ayúdanos a negarnos a doblegar nuestra voluntad para amar verdaderamente; permítenos mamá vivir nuestra consagración realmente, que verdaderamente te imitemos, que seas tú en nosotros en todo, para que a imagen tuya podamos decir y vivir tu perfecta unión a la Voluntad de Dios al responder al Ángel: “He aquí la ESCLAVA del Señor, hágase en mi según tu palabra”

“He aquí la esclava, de la esclava del Señor” – PAZ Y BIEN

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