01 abril, 2012

La fidelidad en la Cruz

Evangelio según San Marcos 14,1-72.15,1-47.

"Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré"...
Hoy comienza la Semana Santa con el relato de la Pasión de Nuestro Señor. Pero para poder decirle al Señor, como lo dijo Pedro y los demás: "Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré"... hay que vivir todo el calvario y no sólo la Última Cena. Es muy fácil decir esto cuando uno está "en los gozosos", pero qué difícil es decirlo cuando uno llega hasta los "dolorosos".
Sólo el que pasa de la Cena, hasta la agonía de Jesús en el huerto, y de la flagelación hasta la cruz, puede decir con verdad: "Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré"...
¿Dónde estaban los que le decían esto en la Cena? ¿Dónde estaban los que le prometieron fidelidad? Al pie de la cruz estaba el Discípulo amado, y las Santas Mujeres (qué no le habían dicho esto).
El Discípulo amado sí fue capaz de seguir a Jesús hasta la Cruz, precisamente por eso, porque era el amado (no porque los otros no lo fueran, sino porque su amor era más grande). El discípulo amado permaneció hasta la Cruz y no abandonó al Señor porque tenía una fuerza especial, la del amor. Su amor hacia el Señor era más fuerte, porque el amor del Señor hacia él era más grande. Sólo podemos amar más al Señor si nos dejamos amar más de Él. Sólo en la medida que nos alimentemos del amor Divino podremos entregar un amor humano verdadero y purificado por la gracia de Dios.
Al pie de la Cruz estaban las Santas Mujeres, incluyendo a su Madre. ¿Por qué? porque el corazón de una mujer es lo más parecido al Corazón de Jesús. Porque el amor de Dios sólo es comparable al amor de una madre. Porque las mujeres tienen la fuerza y la entrega y fidelidad que no solemos tener los hombres... porque en su corazón hay más capacidad de entrega y sacrificio que en todos nosotros.
Ellas no prometieron fidelidad y fueron fieles. Los discípulos prometieron fidelidad y no cumplieron.
Qué grande es el corazón de las mujeres... qué grande es el corazón de María.
Jesús, aumenta tu amor como lo hicíste con el discípulo amado y dame la capacidad de amar de aquellas Santas mujeres, para ser santo.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella-

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