27 agosto, 2013

Entre lo esencial y lo accesorio

Evangelio según San Mateo 23,23-26.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno!
¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
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El Señor está hablando contra los fariseos que viven muy bien sus preceptos pero descuidan lo esencial. El hombre siempre está en pugna entre lo lo esencial y lo accesorio porque el uno quiere ser lo otro y lo otro quiere ser lo uno. Lo accesorio y lo esencial son como el calor y el frío. Cuando una cosa está caliente quiere enfriarse y cuando una cosa está fría quiere calentarse y al final tanto el frío como el caliente terminan por ser iguales.
Los fariseos descuidaron lo más importante: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Sin estos elementos nada de los que hacían tenía sentido. Así mismo nosotros no podemos descuidar la justicia y la verdad por lo que es accesorio: el trabajo, el bienestar, la tranquilidad, etc.
¿Cómo está mi corazón? ¿Será que estoy limpiando mi copa interior de toda maldad, orgullo, soberbia, apatía, pereza, envidia, engaño, ira, lujuria?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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