Evangelio según San Mateo 11,16-19.
¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros:
'¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'.
Porque llegó Juan, que no come ni bebe, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores'. Pero la Sabiduría ha quedado justificada por sus obras".
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San Jerónimo. «Dicen, pues: "Os hemos cantado y no bailasteis; esto es, os hemos llamado para excitaros, por medio de nuestros cánticos, a que hagáis buenas obras y no quisisteis; nos hemos lamentado y os hemos llamado a la penitencia y ni aun esto quisisteis hacer". Desprecian toda clase de predicación, tanto la que tenía por objeto exhortaros a la virtud, como la que os incita a hacer penitencia después de haber pecado».
Al fin de cuentas lo que estamos buscando constantemente es la justificación de los propios actos. Es necesario comprender que siempre tenemos una razón para hacer lo que hacemos, sea bueno o malo. Esta generación no bailó cuando se entonaron cantos alegres y tampoco lloró cuando se entonaron cantos fúnebres. Finalmente, esta generación lo que siempre ha querido hacer es su propia voluntad. Esto es lo que aleja al hombre de Dios, hacer la voluntad propia, lejos de Dios.
Qué diferente es la vida de los santos, siempre han deseado hacer la voluntad de Dios, que no es otra que la misma felicidad y lo mejor para cada uno de nosotros. María hizo perfectísimamente la voluntad de Dios y por ello fue la mujer más dichosa de toda la creación. María jamás se arrepintió de entregarse al Señor de la manera que lo hizo, y hoy ha sido coronada como la Reina Universal gracias a su sí incondicional.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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