12 octubre, 2011

Ay de los que no sean como mi Madre...

Evangelio según San Lucas 11,42-46. 
Pero ¡ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas!
¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!".
Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: "Maestro, cuando hablas así, nos insultas también a nosotros". El le respondió: "¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo! 

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Ese día Jesús estaba como enojado y no dejó "muñeco con cabeza". ¡Ay de todos nosotros! porque ¿quién no es un sepulcro blanqueado? ¿quién de nosotros no está "picado" por esa inclinación a aparentar? El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
El Señor nos invita a una cosa en este evangelio: a amar y a practicar la caridad. El Señor nos invita a vivir según su Corazón y a vivir según Él. El Señor nos invita a no descuidar los preceptos básicos y a vivir en justicia y amor de Dios.
Palabras más, palabras menos, Jesús nos está diciendo solo una cosa: "sean como María".
Este evangelio es una alabanza a la Inmaculada porque ¿quién como Ella para vivir la justicia y el amor de Dios? Entonces, si queremos agradar al Buen Dios ¡imitemos a María!
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella,

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