Martes, 25 de octubre de 2011. Lc 13, 18-21
El grano de mostaza para que crezca debe ser sembrado, y se siembra en tierra. Para que nosotros podamos crecer debemos ser sembrados en la tierra, en la profundidad, en el silencio, en la humildad. Un alma solo crece cuando quiere ser humilde.
Para dar cobijo a los pájaros, para ser luz en medio de la oscuridad del mundo, para ser levadura que fermente debemos tener vida interior, solo la vida intima con Jesús, María y José da fecundidad, da eficacia, da fortaleza y sostenimiento para ayudar a otros.
Madre Santísima, que tu humildad profunda sustituya mi orgullo, en ti pueda ser árbol vivo y fecundo! En ti Virgen Fecunda, que nos diste al mismo Cristo! Totus tuus.
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