Viernes, 14 de octubre de 2011. Lc 12, 1-7
¡Qué importante es cuidar el alma! ¡Qué importante es cuidar la vida de la gracia! Jesús se dirige a los discípulos porque si cuida de ellos, cuida a quienes por ellos conocerán del reino de los cielos.
El Señor habla de la hipocresía de los fariseos, cuestiona su comportamiento y no la persona, es así como no juzga sino que advierte, pues ésta hipocresía es un verdadero peligro que también nos puede impregnar, nos puede tocar y nos puede matar el alma.
Solo hay que temer perder a Jesús, de lo contrario nos recalca: “no tengáis miedo”, nos trata como sus amigos, nos dice que no estamos solos; es más, creo que la hipocresía se vence, si miramos de cada a Él, si reconocemos su compañía, si cuidamos, valoramos su vida en nosotros.
Madre Inmaculada no quiero perderte a ti ni a tu hijo, el mayor peligro es la soberbia, es dejar de mirarte, por eso con confianza te imploro que tú no me dejes de mirar, no me desampares y que cuando haya peligro junto con san José huyamos al desierto, con la única confianza y tranquilidad de tenerle.
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