Miércoles, 26 de octubre de 2011. Lc 13, 22-30
No solo vale el intento sino el esfuerzo por entrar por la puerta estrecha, es decir, un intento es una actitud valiosa, pero no suficiente; en la vida espiritual se requiere del esfuerzo que a su vez implica sacrificio.
Querer no es lo mismo que intentar hacerlo, querer ser humilde no es lo mismo que esforzarse por serlo, querer ser pequeño no es lo mismo que luchar por serlo, querer amar a la Virgen no es lo miso que intentar hacerlo. Los deseos para que sean efectivos deben mover la voluntad, así no se consigan los resultados inmediatos, por lo menos el esfuerzo y la perseverancia, conmueven el corazón de Dios, que se las ingenia para hacernos comprender que nos ama, que nos mira, que nos ayuda y sostiene aun en la propia imposibilidad y fragilidad.
San José no solo quieres, sino que vives en el amor a Jesús y María, compárteme tu docilidad, trabajo y disposición para hacer la divina voluntad. Amén
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