Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que hacía uso de tu nombre para expulsar demonios, y hemos tratado de impedírselo porque no anda con nosotros.»
Jesús contestó: «No se lo prohíban, ya que nadie puede hacer un milagro en mi nombre y luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está con nosotros.
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Los apóstoles no le dijeron a Jesús que iban a prohibir a aquel hombre expulsar demonios porque no fuera seguidor de Jesús sino porque no eran ellos los que lo estaban haciendo. Aquí el problema no es quien está o no está con Cristo, aquí el problema es "quién se lleva los créditos". Juan parece estar terriblemente infectado por los celos pastorales que le impiden tener sabiduría y comprender que Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Pareciera que en este evangelio Juan el apóstol no se interesa por el bien de las almas sino por tener "todos los derechos reservados" y "la patente" sobre Jesús y sobre el Evangelio. ¿Eso es lo que quiere Jesús de todos nosotros?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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