12 noviembre, 2014

Gratitud

Evangelio según San Lucas 17,11-19.
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea.
Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia
y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!".
Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados.
Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta
y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano.
Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?
¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?".
Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
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Si hay algo de lo que todos adolecemos es la gratitud. Ser agradecido es bastante difícil porque exige salir de nosotros mismos para fijarnos en lo que los demás han hecho por nosotros. Ser agradecido requiere dejar de mirar para adentro y dejar de pensar en lo que hacemos por los demás, para mirar lo que los demás hacen por nostros.
Así mismo pasa con Dios. Siempre estamos pensando en lo que hemos hecho por él y olvidamos lo que él ha hecho por nosotros. Ante una necesidad nuestra oración es: "Señor, he dejado el cigarrillo, ayúdame"; o tal vez: "Señor, si cambio mi mal hábito, ¿me ayudas en tal o cual problema?".
TPI

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