05 octubre, 2011

coherencia en la oración

Miércoles, 05 de octubre de 2011. Lc 11, 1-4

«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»

¿Cuál sería la actitud de Jesús después de orar? ¡Eso es testimonio! Que los demás se antojen de cómo nos ven, así el corazón de los apóstoles ardía al verle, se antojaban de estar como el Señor, tanto que esperaron que terminara de orar para pedirle que les enseñara.

La enseñanza del Señor estaba compuesta por las palabras y por los hechos, es decir, no solo les decía como orar, sino que Él mismo lo hacía, entonces la coherencia es la que arrastra, antoja, mueve, convierte.

Seguramente Jesús, en tu infancia orabas con María y José, ¡grandiosa comunicación de amor! Donde cada vez se crecía más, donde el amor reinaba, donde la gente admiraba esta maravillosa familia; mi Señor concédeme orar con María y José para que mi oración sea profunda, ardorosa, transformante, que después de orar nunca continúe igual. Totus tuus.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Descubrir todas las coherencias de Jesús, aún, desde cuando él era pequeño, nos ayuda a descubrir las coherencias e incoherencias de nuestra oración frente a Él.

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