Martes, 24 de julio de
2012. Mateo 12, 46-50
Jesús aprovecha todo para
evangelizar, aprovechó que llegaba María Santísima y sus hermanos, sus
parientes, para enseñarnos que no solo los lazos biológicos sino los lazos de
Amor, son los que nos hacen cumplir la Voluntad del Padre Celestial.
¿Sacrificar la propia voluntad,
por la Divina Voluntad? ¿Eso nos pide el Señor para ser sus hermanos? En realidad
seguir la Voluntad de Dios no es un sacrificio para la voluntad humana, es un
descanso para ella; sí, aunque duela, descansa, pues en el pecado se desordenó
nuestra voluntad y por eso se hace mal uso de la libertad, y esto lo único que
trae es infelicidad, pero cuando se conoce el Amor es imposible no tender hacia
él, es imposible no descubrir que para esto fuimos creados…
¿Cómo lograr guiarnos
hacia el Bien y Bondad Suprema? ¿Cómo no salirnos de la Voluntad del Padre? La respuesta
es sencilla: con la Madre, quien nunca se salió del Plan Divino, quien
alegremente entendió los prodigios de Dios y los llevo a cabo, quien enamora
nuestra voluntad de la Divina voluntad, logrando que el demonio jamás pueda
desfigurarnos el rostro de Dios.
"La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta." (Romanos 12,2)
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