Domingo, 22 de julio de
2012. Marcos 6, 30-34
Dos frases me impactan de
este evangelio: “los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron
todo lo que habían hecho y enseñado” y “…se puso a enseñarles con calma”, dos
frases que se resumen en la oración y la calma.
Me parece hermoso cómo los
apóstoles devolvían al Señor la emoción de la evangelización, por lo cual no se
desordenaba, sino que iban a quién es la fuente y la eficacia de su apostolado,
hablar con Cristo es orar, y esto lo hacían los discípulos después de enseñar y
misionar.
E igualmente en el
apostolado y contacto con las almas es de suma importancia lo que hace el
Señor: enseñar con calma, sí con paciencia, paciencia que es fruto de la
humildad y del amor, paciencia para llegar a las almas, para conducirlas al
Amor, para motivarlas, para enamorarlas.
Virgen Santísima, ayúdame
a orar antes, durante y después de cada obra que emprenda en tu nombre y para
el bien de las almas, dame la calma, la serenidad para amar como tú lo haces.
Totus Tuus mamá.
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