Miércoles, 04 de julio de
2012. Mateo 8, 28-34
Los porquerizos fueron a
contar al pueblo lo que sucedió con sus puercos, y los endemoniados quedaron
libres. Unos se preocupan por sus animales y otros quedan libres de su atadura
y opresión y nadie lo ve.
A los habitantes de
aquella región, les daba miedo pasar por el cementerio, pero no les dio temor
sacar a Jesús ¡qué locura preferir los bienes temporales a los eternos! ¿Cuáles
son nuestros miedos? ¿Nuestros temores?
Que mi único temor Señor sea perderte, que ningún miedo pasajero y efímero prefiera a ti, sino más bien que te ame en abundancia y que mi ruego sea que te quedes morando siempre en mi corazón.
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