Cuando ya hay un buen tiempo de estar haciendo lo mismo, de ayudar a las personas, de hablar con ellas, de dirigirlas, de consolarlas o de exhortarlas, el alma va sintiendo un desanimo, como un desierto o es como estar encerrado en un lugar totalmente obscuro donde no entra el mas leve rayo de luz, tal ves sea por poca oración, cuando pasa el tiempo el alma se va acostumbrando a Dios, y ya nada parece impresionante, la capacidad se asombro se va y cada día es como un profundizarse mas y mas en este abismo. A Cristo no se le acabo nunca esa batería que lo hacia moverse por doquier para sanar y ayudar a los otros, por que esa batería era el amor, el amor lo movía a ayudar y ese mismo amor lo movía a orar, y es que si no tenemos amor caemos como el pobre elias en el desierto a dormir muriéndonos, el alma se satura y se tira a morir porque no tiene, ni tuvo nunca una razón verdadera para vivir, Jesús no se canso de amar y eso se reitera viendo todas las obras que hizo por todos los que le creyeron y aun por quienes después lo traicionaron y olvidaron. Y que decir de esa gran mujer que estuvo siempre a la sombra de ese gran hombre, ella estuvo siempre incansable junto a él en todos los momentos de su vida, y es que él siempre necesito verla porque su mirada era su fuerza, porque ella mas que nadie persevero hasta el final y su profundo amor hacia su hijo y hacia la humanidad la hizo llegar hasta la cruz y la hace llegar todos los días a nuestra vida a nuestro corazón, que ejemplo que amor tan sublime la de estos dos que se unieron a tal punto de ser uno solo para en ellos ser nosotros también uno solo con el amor.
Todo por la inmaculada, nada sin ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario