Después de que las mujeres estuvieron a los pies de Jesús adorándolo fue que les dijo: no tengan miedo. Vayan ahora y digan a mis hnos que se dirijan a Galilea. Allí me verán.
Es necesario estar a los pies de Jesús, viviéndolo, amándolo, dejándose llenar por él para luego ir sin miedo y con un fuego ardiente en el corazón anunciarlo, con la seguridad de que él comprobará a las almas la veracidad de lo que predicamos, así como cumplió y en Galilea estuvo.
Madre querida te suplico la Gracia de adorar en unión contigo a Jesús en el sagrario desde cualquier lugar y con cada latido de nuestro corazón.
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