Ya terminamos el tiempo de la cuaresma para dar paso a la semana mayor, donde vamos a vivir con Jesús su pasión, muerte y resurrección.
Vamos acompañar a Jesús en su agonía dolorosa, donde nos manifiesta su amor a plenitud y nos hace comprender la grandeza del perdón y la redención universal para todos los hombres.
Este pasaje bíblico de Mateo que cada año leemos en domingo de Ramos, nos ilustra el camino de salvación que Jesús alcanzo para toda la humanidad y a la vez nos presenta la respuesta por parte del hombre, la ingratitud.
Esta misma historia se repite, como al igual que hace más de dos mil años, negación, traición, indiferencia, crueldad, contra un Dios que solo quiere darnos lo amor.
Hoy también existen falsos tribunales de la fe, hoy también tenemos falsos jueces, tenemos discípulos traicioneros.
Semana santa nos debe recordar que actitudes estamos asumiendo frente a esa salvación que Jesús nos vino a traer, pues olvidamos fácilmente, que hubo alguien que vino a la humanidad y nos compró a precio de sangre. Que esta semana santa nos recuerde una vez más el infinito amor de Dios por nosotros y su entrega en la muerte por nuestra salvación
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