Los fariseos y sumos sacerdotes solo temian que creyeran en jesús, sabian que
su testimonio de vida, sus obras eran convincentes y probablemente le temian a que ellos mismos llegaran a creer, por amor propio, por soberbia, por miedo a los romanos, por pensar en los juicios humanos y no en los divinos,se negaron al AMOR, se negaron a creer lo que era claro a sus ojos y a los deseos profundos de su corazón.
Esto mismo puede pasarnos a nosotros: que rechazemos ser salvados, ser amados, ser santos, y cambiamos el todo por la nada, por respetos humanos, por miedo a lo que digan si me convierto, por amor propio, por miedo a ser juzgados preferimos seguir una vida sin sentido a cambio de una vida plena y eterna.
Nos puede suceder como a aquel hombre que conversando con sus amigos les contó que se habia ganado 500 millones de pesos y los tenia en un cheque en el bolsillo; sus amigos no le creyeron que el cheque fuera de él y este hombre rasgó el cheque para demostrarles que si era suyo. Asi mismo podemos dañar nuestra alma, perder la gracia, con tal de no quedar mal frente a los amigos.
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