Lunes, 25 de abril de 2011. Mt 28, 8-15
Las mujeres salieron del sepulcro con sentimientos encontrados, tanto de alegría como de impresión y temor, Jesús sale a su encuentro ¡Dichoso encuentro de amor!, el Señor Resucitado les confirma su alegría y les quita el temor.
Por nuestra naturaleza experimentamos sentimientos y estos en sí mismos no son malos ni buenos, pero se han desordenado por nuestro pecado; ahora El Resucitado viven a elevar nuestros sentimientos, viene a transformarlos para que tengan un valor eterno.
¿Cómo mis sentimientos pueden vivirse en clave de eternidad? Sencillamente mirando a Cristo, preguntándome si estos sentimientos los vive la Virgen María, purificándonos en su corazón y uniéndonos a estos dos Amores, así podremos apartarnos del temor y manifestar la Alegría Cristiana.
En la alegría de nuestra fe debemos actuar como aquellas mujeres, acercarnos, postrarnos ante Él y abrazarle los pies. Por tanto podemos discernir que si vivimos los sentimientos en Cristo, estos nos acercaran a Él, si vivimos nuestros sentimientos fuera de Cristo, estos nos apartan de Él. Por ejemplo, la alegría que experimentamos en estos días, nos debe llevar a estar postrados a sus divinos pies, debe llevarnos a escucharle, a seguir sus mandatos, a irradiar su amor.
¡Felices Pascuas vividas con los sentimientos de María!
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