12 septiembre, 2012

¡EL "AMOR" QUE OFRECE ESTE MUNDO ES TAN DECEPCIONANTE!

Evangelio según San Lucas 6,20-26.
Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: "¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!
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Felices los que buscan al señor de todo corazón, porque lo encontrarán. En esto podríamos resumir las bienaventuranzas.
Infelices los que se buscan a sí mismos de todo corazón. En esto podríamos resumir los Ay de Jesús.
¿Qué más podríamos decir de las bienaventuranzas? La felicidad del hombre no puede estar en él mismo, porque somos demasiado poca cosa como para saciar un corazón tan grande como el que tenemos. Nadie puede alcanzar la felicidad llenándose de sí. Sólo la perfecta alegría está en la caridad auténtica, aquella que hace que se viva la misericordia y la verdad. Aquella que busca amar de verdad al prójimo y hace el bien.
San Agustín decía que el corazón del hombre sólo encontrará descanso en Dios, y eso es completamente cierto. ¿O acaso no has sentido el tedio de este mundo y las decepciones que da? ¿acaso no has sentido la miseria de este mundo que no es capaz de saciar la sed de infinito y de eternidad que tiene tu corazón?
Las "alegrías" de este mundo son como paja que arrebata el viento. Mientras que la perfecta alegría, aquella que brota de Dios, sí dura en el corazón y sacia los anhelos más profundos del hombre. ¿No me crees? dale una oportunidad a Dios y siéntete amado por Él y verás.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.


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