17 septiembre, 2013

¿Por qué sólo resucitó al hijo de una viuda y no de todas?

Evangelio según San Lucas 7,11-17.
En seguida, Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.
Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.
Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: "No llores".
Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: "Joven, yo te lo ordeno, levántate".
El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo".
El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.
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Jesús se compadeció de aquella mujer que era viuda y enterraba a su único hijo. ¿Qué pasaría con aquella mujer sola? Sin esposo y sin descendencia ¿quién le daría sustento?
Este evangelio nos presenta a Jesús sintiendo compasión por aquella viuda y resucitando a su hijo. Vemos a Jesús conmovido consolado a la mujer y diciéndole: "no llores". Vemos a un Jesús que entiende el dolor humano y comprende bien qué es el sufrimiento. Vemos a Jesús cercano y comprensivo. Vemos a Jesús, Hombre perfecto, entendiendo los miedos que nos traen la muerte y la soledad. Y por todo ello resucita al hijo de la desdichada mujer.
Pero, después de todo esto me surge una pregunta: Si Jesús sintió tanta compasión por las viudas, entonces ¿por qué no resucitó todos los hijos y los esposos de las viudas de Israel? ¿Por qué el Evangelio nos habla de una sola viuda?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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