Domingo, 11 de marzo de 2012. Jn 2, 13-25
«El celo de tu casa me devora»
¿Cuál es tu casa Jesús? Has querido habitar en mí al concederme estar en gracia, has querido habitar en el Sagrario bajo las especies del Pan Eucarístico, quisiste habitar en María, Sagrario viviente.
Definitivamente tienes celo por mi alma, pues moriste por mí y todos los días me demuestras tu amor; tienes celo por el Templo y amas la iglesia, tienes celo por María, nuestra Madre Purísima. ¿Cómo no amarla? ¿Cómo no defenderla?
Es el celo el que te lleva a actuar, es el que te lleva a anunciar el Evangelio, es el celo que te lleva a ser Eucaristía, te lleva a obedecer a María y a dármela en la Cruz. Oh mi Señor! Dame tu celo, dame tus mismos sentimientos. Amén
“El Espíritu Santo ha comenzado a construir este nuevo templo en el seno de la Virgen María. Por su intercesión, oramos para que cada cristiano se convierta en piedra viva de este edificio espiritual”. Benedicto XVI
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