09 marzo, 2012

Vino bueno, de manos de la Inmaculada

Evangelio según San Mateo 21,33-43.45-46. 
Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. 
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. 
Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. 
El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. 
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: 'Respetarán a mi hijo'. 
Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". 
Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. 
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?". 
Le respondieron: "Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo". 
Jesús agregó: "¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? 
Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos". 
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. 
Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.

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"Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos" pero no lo apedrearon, ¿por qué? porque si lo hacían entonces le daban la razón. ¿Cómo apedrearlo por decirles que ellos lo iban a apedrear? ¿Cómo sería la rabia de aquellos hombres?
El Reino de los Cielos, es decir, Cristo, es para todos aquellos que lo quieran acoger en su corazón. El Señor no vino a un grupo élite o selecto de personas, sino que ha venido a salvarnos a todos. Dios quiso revelarse a su pueblo Israel y extender a todos la salvación, pero mucho corazones se endurecieron y no quisieron recibirlo.
Jesús no desprecia a los judíos, porque son su pueblo elegido, pero su predilección se extendió a todos los pueblos de la tierra, porque Él es el camino, la verdad y la vida.
En la parábola podemos decir que la cerca significa la protección de Dios a todos nosotros, el lagar es lo que permite que los frutos lleguen a su perfección, es decir, la caridad. Y la viña somos nosotros. Dios nos ha creado, nos protege y nos procura lo necesario para dar frutos. Dios me dio un corazón, lo cercó con su amor y lo purifica en el lagar del sufrimiento... si soy un buen trabajador daré fruto a su tiempo y ese vino de la caridad será para la Inmaculada. Ella lo presentará, como la mejor de las embajadoras al dueño de la viña.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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