30 abril, 2013

La Paz que no deja en paz

Evangelio según San Juan 14,27-31a.
Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo.
Saben que les dije: Me voy, pero volveré a ustedes. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, pues el Padre es más grande que yo.
Les he dicho estas cosas ahora, antes de que sucedan, para que cuando sucedan ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, pues se está acercando el príncipe de este mundo. En mí no encontrará nada suyo, pero con esto sabrá el mundo que yo amo al Padre y que hago lo que el Padre me ha encomendado hacer. Ahora levántense y vayámonos de aquí.
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La paz de Dios es una paz sin paz porque no deja en paz. ¿Cómo así? es una paz que produce tranquilidad en el corazón y en el alma, pero es una paz que no sacia el corazón y el alma, y por eso no deja en paz. ¿Cómo es eso? Es como el agua que sacia la sed pero por calmarla no deja de gustarnos sino que antes nos gusta más. Es como el alimento que calma el hambre pero que no sacia la las ganas de comer más. La verdad es que no existe tal agua o tal alimento, porque una vez saciada la sed o aplacada el hambre no queremos comer más por más deliciosa que sea la comida o más fresca que sea el agua. En cambio, con Dios, se sacia la sed y el hambre de nuestra alma pero sin saciar las ganas de Dios, al contrario, en la medida que se sacia el hambre y la sed se tiene más hambre y sed de Dios.
Por esto Jesús dice: "les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo".
La paz que Jesús da es una paz que no deja en paz. Es como un tratar de llenar un agujero con un material que hace más profundo el agujero pero que a la vez lo llena. Es como un el hielo que refresca pero a la vez quema.
La Paz de Dios da paz al alma y llena el corazón, pero no deja en paz porque es tan deliciosa y potente que el alma se ve irremediablemente atraída a Dios y desea con más fuerza esa paz.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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