Domingo, 31 de julio de 2011. Mt 14, 13-21
¡Hermosa lección de caridad! Jesús como hombre, primo y amigo de Juan Bautista, le había impactado la noticia, por eso se había ido a un lugar alejado, enseñándonos que ante la tribulación, adversidad y sufrimiento debemos apartarnos para orar; pero ahí viene otra enseñanza, no es orar y quedarse en la lamentación, sino que hay que entregar el dolor y amar al prójimo, ser capaz de tener lastima por los demás, ser capaz de negarse y amar aun en el sufrimiento.
Por eso nos pide lo que tenemos, nuestros 5 panes y 2 peces ¡qué tal que los apóstoles no se los hubiera dado a Jesús! Él perfectamente hubiera podido hacer el milagro, pero la falla de que no se colabore con nuestra voluntad y entrega impide enormemente que Dios actúe con su misericordia, así lo ha dispuesto, así le ha parecido mejor.
Virgen María, mujer de la caridad y del perfecto amor, enséñanos a vivir en la negación total de sí mismo con el abandono en Dios Padre, confiando que su Voluntad es buena, agradable y perfecta. Amén.
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