¿Quis est Sacerdos?

Evangelio según San Mateo 12,38-42. 
Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: "Maestro, queremos que nos hagas ver un signo".
El les respondió: "Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás.
Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón.
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Al que más se le da más se le exige. La responsabilidad que tenemos ante el amor de Nuestro Señor es inmensa. ¿Cómo corresponder a tanto amor y a tantos regalos? ¿Cómo corresponder a la bondad del Buen Dios? no tenemos ninguna forma de pagarle todo el bien que nos ha hecho. Es imposible pagarle, la deuda de amor es demasiado grande. La justicia exige que lo amemos de una manera tan grande que es imposible para toda la humanidad poder corresponder a los designios de amor del Buen Dios. Ni siquiera todos los hombres siendo santos podríamos pagar una mínima fracción de la deuda contraída por amor.
¿Entonces qué hacer? se habrá preguntado el Buen Dios... El único capaz de corresponder a la deuda de amor es el mismo Dios, perfecto y omnipotente. Sólo Dios con su Corazón es capaz de pagar tanto amor. Entonces, Él, el Verbo Eterno del Padre, se encarnó y se hizo hombre para ofrecerse en un acto perfectísimo de amor para saldar la deuda de amor. Y nos dejó la posibilidad de hacerlo todos los día al ofrecerlo en la actualización de un único Sacrificio en el Sacramento del Altar. Y entonces, ¿qué es el Sacerdote? el ser más importante sobre la faz de la tierra, porque sólo él puede saciar la sed de Amor del Corazón de Cristo al ofrecerlo nuevamente cada día en la Santa Misa, al entregar al Cordero Inmolado al Padre para saciar su sed de amor.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.