Evangelio según San Mateo 13,44-46.
El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;
y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
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El campo, indudablemente es María. ¿Por qué? porque Ella es la única que ha podido llevar en su seno al que no pueden contener los cielos. Porque Ella es la única que siempre nos lleva a Jesús, porque nadie puede llegar a María sin llegar también a Jesús. Porque nadie "adquiere" ese campo sin adquirir el Tesoro. Porque el Tesoro es Tesoro porque también la contiene a Ella. Porque el Tesoro hace parte del campo y el campo hace parte del Tesoro. Porque así lo quiso Dios.
El campo se puede comprar por unas cuantas monedas, mientras que el Tesoro no. Pero quien compra el Campo recibe El Tesoro.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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