Martes, 05 de julio de 2011. Mt 9, 32-38
Jesús anuncia el Reino pero también esta predicación es acompañada de signos y milagros, de grandes curaciones, por eso no nos debemos sorprender cuando sucedan dichas manifestaciones, más bien sería preocupante que no sucedieran.
El Señor le dice a los discípulos que pidan obreros, a los que trabajan les pide que paren, que se detengan y oren, porque por si mismos no darían nunca abasto. Un obrero es firme y fiel, es constante y no se desanima antes las dificultades que haya en el trabajo, porque valora los frutos y se esfuerza, sabe el honor que tiene de trabajar en el Reino.
Querida Virgen María, eres la mejor obrera del Reino del Amor. Enséñame a trabajar como tú, que en cada predicación te refleje, te ame, te imite y que siempre valore como tú, el honor de vivir y trabajar por, en, con y para el Amor.
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