Jueves, 28 de julio de 2011. Mt 13, 47 – 53
Un padre de familia constantemente saca lo nuevo y lo viejo, revisa con frecuencia, porque valora su casa y quiere aprovechar cada uno de sus bienes al máximo, bienes que cuida y que le ha costado; Jesús hace ésta comparación con un escriba que es discípulo del Reino.
Si tú y yo queremos ser discípulos del Reino, constantemente tenemos que revisar nuestra vida y sacar lo que nos hace malos peces, para que verdaderamente podamos aprovechar los talentos, bienes y dones que Dios nos ha dado, porque de lo contrario, con estos mismos bienes podríamos obtener la condenación eterna.
Querido San José, querida Virgen María, ustedes son los dueños de mi casa, hoy renuevo mi adhesión amorosa a sus corazones, para que me dirijan, les autorizo que saquen y limpien lo que no sea de agrado al Señor y que con mi voluntad unida a la divina, pueda renunciar a sí misma, cargar con la cruz y seguir al Señor en cada instante y en cada obra, por pequeña que sea.
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