Miércoles, 13 de julio de 2011. Mt 11, 25-27
Gracias te damos Padre, porque has revelado el Reino a la Virgen María, porque en Ella, que es trono de la Sabiduría, habita Dios mismo. ¡La grandeza de María está en su pequeñez!
Amadísimo Jesús, te has revelado perfectamente a la Virgen Santísima, tu sagrario, Arca de la Nueva Alianza, Ella te conoce, porque así lo ha dispuesto el Padre y Tú nos la has dado, ¡que tesoro tan inmenso! ¡Cuánto debemos valorarla! Por Ella te podemos conocerte a Ti, Hijo de Dios y contigo conocemos al Padre.
Virgen María, Madre Santa, querida dueña y maestra del Amor, aun no te conocemos ni te valoramos suficientemente, por eso no somos santos ni fieles a Dios; hoy queremos ser pequeños, ser como rositas en tu pecho inmaculado, encajar en tu corazón, para ello suplicamos la intercesión de San José, que supo leerte, amarte, conocerte, servirte, unirse a ti con el fin de amar a Dios, queremos ser pequeños, sencillos para recibirte y en consecuencia recibir por toda la eternidad a Jesús. ¡Totus Tuus!
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