Viernes, 22 de julio de 2011. Jn 20, 1. 11-18
¡Dichosa fidelidad la de María Magdalena! Quizás tú y yo como la Magdalena no conocíamos de Dios, pero Él en su misericordia nos ha levantado, ha expulsado demonios de nuestra vida, sin embargo, nos falta la fidelidad de María en la cruz y en el sepulcro.
Por la fidelidad, Dios se conmueve y nos regala la fe, pues aunque esta mujer no esperaba explícitamente la resurrección y buscaba el cuerpo de Jesús, ella madrugó, le buscaba, aun sin comprender la situación, deseaba a Cristo, lo amaba, y en consecuencia, Dios no se resiste, se le aparece, le tiene paciencia, hasta que al pronunciar su nombre, ella le reconoce ¡qué lindo Dios!
María Inmaculada, Mujer Fiel, Mujer de la fe, contigo y con la intercesión de santa María Magdalena, quiero implorarle a Dios la fidelidad a su amor, incluso en el dolor, en la incomprensión, en la aparente oscuridad del entendimiento, para que busque a mi Señor, e incluso cuando menos lo espere, pueda reconocerle Vivo en mi Vida. Gracias mi Dios, por todo lo que me enseñas, solo quiero vivirlo y trasmitirlo. Amén.
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