20 julio, 2011

La ContemplAcción


Miércoles, 20 de julio de 2011. Mt 13, 1-9

Jesús se subió a la barca para que no solo algunos pudieran verle, sino todos, porque su amor es infinito y quiere que todos los hombres le miremos, le veamos; pero hay un pequeño detalle se sienta, es decir, se pone en confianza, se abaja a la humanidad. Elevado en la cruz es cercano a nuestra condición humana.

San Mateo dice que Jesús habló mucho rato ¡wow! ¡La gente de pie le escuchó mucho rato! El Señor tiene la capacidad de saciar el alma, tanto que aun el cuerpo como que se “adormece”, se estremece ante la magnitud de su Dios, de su creador. Así le sucedió a los santos, pasaban largas horas frente al Santísimo, quedaban en éxtasis, su alma estaba embargada por un sentimiento de admiración, alegría, sus sentidos suspenden todo ejercicio.

Cuando verdaderamente se tiene un contacto profundo con el Corazón de Jesús y de María, se mueve a la convicción, mueve la voluntad, se funde en la Divina Voluntad, se es tierra fértil y se da fruto.

María, Mujer del Silencio, Mujer de la contemplación, de la adoración, del celo por las almas, de la eficacia, del Fruto Bendito, danos la gracia de la contemplacción, es decir, de la contemplación y la acción apostólica eficaz y de cara a Dios.

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