Lunes, 01 de agosto de 2011. Mt 14, 22-36
El miedo impidió a los discípulos en la madrugada reconocer a Jesús; igualmente, cuando Pedro siente miedo es que comienza a inundarse, entonces el miedo impide ver a Dios y confiar en Él, pues con el miedo llega la duda.
¿Qué es el miedo? Dice la RAE que es una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea. Aristóteles le definía como “la espera de un mal”
El miedo entonces, está asociado a las emociones, al pensamiento y a la suposición de una situación de riesgo, que en el caso del Evangelio, es un miedo a un riesgo imaginario, no real, por eso es que está mal ese miedo, porque no hay peligro, no sería un miedo natural o por principio de conservación.
El miedo que le da a los discípulos y a Pedro puede ser originado porque lo que sucedía era algo sobrenatural, que no conocían, de ahí la importancia de empezar a conocer a Jesús, conocer su corazón y hacerse familiar con su forma de actuar, que no deja de ser sorprendente, pero que no nos debe causar temor, así por ejemplo, cuando un novio sorprende a su novia, con algo que es bonito, inesperado, pero que no da miedo (también sucede viceversa , pero no sé qué es eso, entonces pongo el ejemplo de un hombre hacia una mujer)
Ahora imploremos a nuestra Madre, la Virgen María, mujer del conocimiento de Jesús y del dejarse amar, que podamos confiar en Dios, reconocerlo como el Omnipotente del Amor, con el Creativo y misericordioso maestro que nos busca y ama infinitamente.
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