Jueves, 11 de agosto de 2011. Mt 18, 21-19,1
Todo lo que hizo Cristo en su vida terrena fueron actos de amor para con la humanidad, reflejados en la misericordia que sintió para con los demás, en la compasión al ver al pueblo como rebaño sin pastor y en cada uno de los momentos donde demostró amar.
Es el perdón la medida del amor, yo amo hasta donde soy capaz de perdonar, y lo que el Señor le decía a Pedro era que había que amar hasta 70 veces 7, no es el hecho de perdonar y ya, es el hecho de que cada que doy mi perdón a alguien le estoy entonces amando, y cada que se lo niego a alguien entonces me estoy negando la oportunidad de amar a Cristo.
Aquel hombre al que se le perdono la deuda fue amado de Dios pero cuando fue él el que tuvo que amar a Dios, entonces se negó rotundamente, porque amar implica perdonar siempre, aunque la herida pareciera más grande que el corazón, pero cuando meditamos lo mucho que Cristo nos ha perdonado nos damos cuenta que la deuda que los demás tienen con nosotros es tan pequeña que nunca se comparará a la que teníamos con Cristo y que Él sólo por amor la perdonó dándose Él mismo en pago de aquella deuda.
Santísima Virgen María enséñame a amar como sólo tú le sabes amar a Cristo y así podré amar con una recta intención a los que me rodean y perdonar será tan grato, tan grande, tan sublime como el hecho de dejarme amar de tu hijo Jesús.
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