Evangelio según San Lucas 9,7-9.
El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que pasaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: "Es Juan, que ha resucitado".
Otros decían: "Es Elías, que se ha aparecido", y otros: "Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado".
Pero Herodes decía: "A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es este del que oigo decir semejantes cosas?". Y trataba de verlo.
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Y Juan el Bautista "perseguía" a Herodes. Incluso después de muerto (asesinado) Juan, éste seguía presente en la memoria de Herodes e incluso en sus conversaciones. La conciencia estaba machacando a ese hombre y de seguro le estaba haciendo la vida imposible.
El Cardenal Newman decía: "si tengo que brindar por algo lo hago, antes que nada, por la conciencia, y después lo hago por el Papa." ¿Por qué? ¡porque la conciencia es una maravilla! Dios habla por medio de la conciencia, nos recuerda lo bueno y lo malo, nos guía, nos acompaña, no duerme (incluso en sueños habla). Siempre está activa, nos da las claves del discernimiento de nuestras acciones, etc.
Dios mío, dame una conciencia Mariana, que me recuerde en cada instante que soy esclavo de la Inmaculada. Dame una conciencia que me recuerde que le pertenezco a Ella en todo, y que debo hacerlo todo por la Inmaculada y nada sin Ella.
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