Domingo, 25 de septiembre de 2011. MT 21, 28-32
Cuando el Padre nos dice: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”, tenemos la opción de hacer su voluntad o no, pues a la final no vale lo que se diga, sino lo que se recapacite, lo que hacemos, lo que nos sintamos hijos y la profundidad de la relación que tenemos con el Padre. La petición la hace un papá que le pide un favor a su hijo, un favor por Hoy.
Dios no nos pregunta qué decimos sino que nos podría preguntar ¿Qué hiciste Hoy? ¿Cuánto amaste? El fariseo no sabría qué responder, pues lo que hacen no es igual a lo que dicen, entonces si no queremos caer en la tentación del fariseo, la diferencia está en la caridad, en la misericordia. Dime cuánto amas y te diré cuán lejos estás del fariseísmo.
Mamita, tú no solo dices un sí sino que haces lo que dices, eres la Mujer de la coherencia, eres el consuelo de Dios, que con tu presencia amorosa en mí vida, pueda todos los días amar más. ¡Totus Tuus!
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