23 septiembre, 2011

Evangelio según San Lucas 9,18-22. 
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado".
"Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios".
Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.
"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día". 

___
¡Ay Señor! Si te dijera quién eres para mí... ¿Pero qué digo? ¿acaso no lo sabes todo? Eres la omnipotencia impotente... ¿qué? sí, así es... tienes el mando sobre la naturaleza y el universo entero. Los montes y las colinas saltan como corderos en tu presencia, descuajas los cedros del líbano, la tormenta y la tempestad te obedecen. Toda la creación, obra de tus manos, tiembla ante tu presencia... Eres el Rey de reyes y el Señor de señores... sin embargo, toda esa omnipotencia se ve reducida a polvo ante un alma arrepentida o ante una mirada de amor.
Eres la omnipotencia impotente, porque ante una súplica de tu Santísima Madre sucumbes. Eres impotente porque la oración del hombre cambia tu proceder. Eres impotente porque ante la libertad humana no puedes actuar. Pero la pregunta es ¿por qué, si eres omnipotente? porque por amor tu omnipotencia se ve reducida a impotencia. Porque por amor has decidido no decidir por nosotros. Porque por amor te has hecho uno de nosotros para que nosotros nos hagamos como Tú. Gracias por tu omnipotencia "rara" por amor.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

No hay comentarios:

Search