Evangelio según San Lucas 8,16-18.
No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente o para ponerla debajo de la cama, sino que se la coloca sobre un candelero, para que los que entren vean la luz.
Porque no hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.
Presten atención y oigan bien, porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que cree tener".
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Ayer hablábamos de que los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. Hoy hablamos de que el que tiene se le dará y de que el que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener. Entonces, ¿por qué todo parece tan ilógico? Creo que esta traducción nos da una pista de lo que sucede: ¿quién es el que verdaderamente tiene? si hablamos de pobreza evangélica el que no tiene es el que tiene y el que cree tener no tiene nada. Pero ¿por qué se le dará al que tiene y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene? ¿por qué es como al revés de lo que uno creería? porque en el Reino de los Cielos el que no tiene es el que no quiso tener y el que tiene es el que quiso tener. Las acciones que realizamos en esta vida tienen una repercusión eterna, entonces tener en esta vida (tener de verdad) implica una ganancia eterna y no tener (perder de verdad: pecado) es una pérdida eterna. Así pues, los que no tienen son los que han optado por perderlo todo (incluso a Dios) y en el Juicio Particular su decisión será respetada por Dios hasta el punto de quitarles todo lo que tenían ya que esta fue su decisión. Y los que en esta vida tuvieron de verdad (Dios) recibirán más en la vida eterna, porque su decisión será respetada por Dios que es justo, y además bueno, entonces se les dará más.
Esto fue lo que pasó con la Inmaculada, que en esta vida lo ganó todo por Dios y en recibió todo en la vida Eterna.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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