Jesús llama a Mateo, lo mira y se dirige a él, invitándole a seguir, y curiosamente el lugar donde van es la casa de este hombre. Cuando Jesús nos invita a la conversión el primer lugar donde debemos verle y seguirle es nuestra propia alma, nuestro espíritu, debemos ver su acción de médico del alma.
Jesús come con nosotros, hace lo natural, ¿Cuánto mas no lo hará si estamos en gracia? Con el Señor cada acción cobra valor, en una comida propicia la conversión, en una mirada transforma, en un encuentro transforma lo más íntimo.
Mamita María, hoy viene Jesús a mi alma, y que en la cena de amor, encuentre un delicioso manjar en mi preparado por ti, pues lo que tengo para darle al Señor es entregado, ordenado y elaborado por ti, quiero ser dócil a ti, mi tierna madre.
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