13 febrero, 2011

Domingo, 13 de febrero de 2011. Mt 5, 17-37

¿Cómo saber cuáles son los preceptos menos importantes? ¿Cómo conocer la Ley de Dios? ¿Cómo cumplirla? El saber renunciar al pecado, el reconocer qué no es lícito, e identificar qué es necesario renunciar y “mutilar” para alcanzar el Reino de los Cielo, es una labor que aparentemente necesita mucho conocimiento y esfuerzo mental, pero en realidad lo que el Señor quiere motivar es a dejarnos llevar por su Santo Espíritu, Él quiere que todos nos salvemos y que tengamos un buen lugar en el Reino de los Cielos.

¿Por qué renunciar? ¿Por qué sacrificarnos? Porque hemos encontrado un tesoro mayor, una perla preciosa que vale más que un ojo, o una mano, o un rato momentáneo de placer, El Amor de Dios es verdadero, vivo, real, sin intereses, es el Amor sincero, pleno y que satisface al alma.

Virgen María, renueva e intensifica mi encuentro con el Señor, ayúdame a valorar el estado de gracia, el Amor de Dios, que en realidad reconozca la dignidad de tal Tesoro, que me mueva la voluntad, el corazón y la mente a realizar cualquier renuncia por tenerle, por habitar en su morada santa. Amén

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