28 febrero, 2011

Lunes 28 de febrero de 2011

Aquel muchacho que se acercó a Jesús cumplía los mandamientos de un manera especial, especialmente los que se referían al prójimo, sin embargo le faltaba lo más importante: amar a Dios sobre todas las cosas.
Qué difícil es para un rico entrar en el Reino de Dios, no porque el Señor no lo desee sino porque los apegos nos alejan de Dios.
Los santos encontraron la manera más perfecta de seguir a Dios por medio de la pobreza. Una vida pobre es una vida tranquila, confiada y abandonada en Dios. La pobreza permite amar al Señor de una manera especial.
Te pido Señor que cautives mi corazón con la pobreza evangelica que tanto deseas de cada uno de nosotros.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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