07 febrero, 2011

Lunes 7 de febrero de 2011.

Evangelio según San Marcos 6,53-56.
Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.
Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús, y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.
En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.

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La gente reconoció a Jesús porque llegó en barca, con sus discípulos. Si hubiera llegado en caballo y solo nadie hubiera sabido que era él. Jesús se reconoce porque está acompañado de los suyos y por su pobreza y humildad.

Todos en la región buscaban a los enfermos para que pudieran ver a Jesús y para que pudieran tocar el borde de su manto. Precisamente así es el anuncio del Reino de Dios, mostrar a los que están impedidos (y a los que no lo están) a Jesús de Nazaret, para que puedan ser curados de su enfermedad.

La principal causa del desconocimiento de Dios es la falta de testimonio de los que lo conocen. Por esa razón, este pasaje evangélico es una figura de la Iglesia militante, que está siempre al servicio de Dios y de los demás.

Ahora bien, con tan solo tocar el borde del manto de Jesús las personas quedaban curadas. Generalmente el Señor actúa por la fe de alguien, bien sea por la del enfermo o por la del acompañante. Entonces ¿cómo sería la fe de aquellas personas o de aquellos enfermos que todos los que tocaban los flecos quedaban curados? ¿Será que yo tengo la misma fe?¿ Creo en Jesús como el Salvador, como el Mesías, como el Cristo, como Dios? ¿o será que me estoy acostumbrando a la falacia del “Jesús histórico” que dista completamente del Jesús de la fe?

María, por medio de ti, veré a Jesús tal cual es. Sin ti lo transformaré en lo que más me convenga. No me dejes dejarte, no me dejes desviarme del Señor y de la verdad. Guía mis pasos y mis pensamientos.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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