28 febrero, 2011

Lunes 28 de febrero de 2011

Aquel muchacho que se acercó a Jesús cumplía los mandamientos de un manera especial, especialmente los que se referían al prójimo, sin embargo le faltaba lo más importante: amar a Dios sobre todas las cosas.
Qué difícil es para un rico entrar en el Reino de Dios, no porque el Señor no lo desee sino porque los apegos nos alejan de Dios.
Los santos encontraron la manera más perfecta de seguir a Dios por medio de la pobreza. Una vida pobre es una vida tranquila, confiada y abandonada en Dios. La pobreza permite amar al Señor de una manera especial.
Te pido Señor que cautives mi corazón con la pobreza evangelica que tanto deseas de cada uno de nosotros.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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27 febrero, 2011

Domingo 27 d febrero

Ni salomon con todo su explendor se pudo vestir como los lirios de los campos. Los animales no cosechan, no siembran, no se preocupan, porque saben en su interior que el Padre vela por ellos.
Quién pudiera ser como las criaturas que se entregan a la providencia de Dios. Quién pudiera ser como los lirios de campo que no tratan de cambiar su hermosura original.
Gracias Señor por tu amor y por tu bondad. Gracias porque nos amas como nadie lo puede hacer. Gracias porque velas por nosotros.
Te pedimos Señor ue podamos comprender cuánto nos amas y cuánto deseas que te amemos.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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26 febrero, 2011

Sábado 26 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 10,13-16.
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.

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Hemos visto cómo los discípulos han tratado de evitar que varias personas se acerquen a Jesús. Primero fue aquel hombre que estaba expulsando demonios en el nombre de Jesús y se lo querían impedir. Ahora son los niños los que no se pueden acercar al Señor.

¿Por qué los discípulos son tan celosos con el Señor? No son celosos en el buen sentido de la palabra, sino que no permiten que nadie tenga acceso a Él. Poco a poco se van convirtiendo en los “managers” del Señor y comienzan a decidir por Él. Vaya, qué tentación tan grande… dejar a Dios bien escondido para poder acceder a Él de una manera privada. Queremos tratar a Dios como si fuera un tesoro disponible sólo para nosotros. Somos ambiciosos hasta en la fe.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

25 febrero, 2011

Viernes, 25 de febrero de 2011. Mc 10, 1-12

El Señor aprovecha la pregunta de los fariseos, aun sabiendo que estos le ponen a prueba, Él decide responder, pero hay algo muy bonito, les pregunta: «¿Qué os ha mandado Moisés?», porque ellos conocían la ley pero no conocían el sentido de las cosas, por tanto, Jesús quería llevarlos poco a poco a la reflexión, quería que descubriesen que la fe no es “que tanto puedo hacer” “hasta qué punto llega lo lícito” sino que nuestra religión es del Amor y del Amor verdadero, del Amor que es fiel, del amor que implica sacrificio y que se inmola.

¡Que impresionante! Los discípulos durante todo el camino se quedaron reflexionando, tanto que volvieron a preguntarle al Señor lo mismo, y Jesús vuelve a responder. El Señor es un maestro, y sabe que nuestro entendimiento está nublado, por eso no se cansa de enseñarnos, el ve el esfuerzo, llega con su Sabiduría Eterna a impregnar nuestro ser y a facultarlo para amar con decisión.

Madre de la Sabiduría Eterna, mujer del conocimiento y del Amor, permite que se clarifique en nuestro corazón los mandamientos del amor y demos todo, por vivir en la caridad, en el estado de gracia. Amén.

Viernes 25 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 10,1-12.
Después que partió de allí, Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más.
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?".
El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?".
Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella".
Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes.
Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella;
y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".

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Qué lindo y perfecto es el plan divino. Dios ha pensado en nosotros y nos ha creado a su imagen y semejanza. La bondad de Dios se extendió hasta lo más profundo de nuestra alma y nos dotó de cualidades maravillosas y de un cuerpo como no lo tienen ninguna otra criatura.

Dios pensó en nosotros y nos colmó de bienes. Puso a nuestra disposición la creación entera. Nos hizo tan sólo un poco inferiores a los ángeles, nos llenó de gloria y dignidad.

Y saber que a veces nos comportamos como cerdos… Que nuestra dignidad es pisoteada por nosotros mismos. Que profanamos el templo del Espíritu Santo.

Por el contrario, qué hermosa es una alma pura, un alma santa. Qué luz brilla de las personas que siguen los preceptos del Señor y se comportan de acuerdo a la dignidad recibida por el mismo Dios. Qué maravillosas son las almas que se entregan a la pureza de corazón y de cuerpo. Qué grandes son las almas que actúan según la dignidad de los hijos de Dios.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

24 febrero, 2011

Jueves, 24 de febrero de 2011. Mc 9, 41-50

Cortar y sacar son actitudes de quien sabe y reconoce su debilidad, de quien considera el horror del pecado y tiene un verdadero propósito de enmienda, porque así como la caridad tiene recompensa por más pequeña que sea, el pecado también trae consigo sus implicaciones.

“Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros” que no nos falten los detalles con el hermano, -como escuché hoy- que no nos falte una mirada de amor a Jesús Eucaristía, que no nos falte un ¡Amén! con amor al recibir la sagrada Comunión, que no nos falten las pequeñas expresiones de afecto hacia el Señor y hacia el hermano, porque ahí, en las innumerables formas de vivir la caridad es donde cobra sentido nuestra vida cristiana, es donde la sal es buena.

María, Madre inmaculada, enséñame a amar y amar hasta que me duela. Amén!

Jueves 24 de febrero de 2011.

Evangelio según San Marcos 9,41-50.
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible.
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Porque cada uno será salado por el fuego. La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros".

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Jesús es radical en sus enseñanzas, no va con medias tintas ni aligera las cosas. Si algo te obstaculiza a llegar a Cristo, entonces apártalo de tu vida, córtalo, elimínalo y sigue caminando hacia el Señor. No sea que por no renunciar a algo, o por no apartarlo del camino seas arrojado en el fuego inextinguible del infierno.

El amor propio es un gran obstáculo para llegar al Señor, porque ¿cuántos se han perdido por no renunciar a su propia libertad? Somos algo bueno, como la sal, pero podemos perder el sabor y dejar de hacer lo que debemos hacer, entonces, ¿quién nos salará?

Constantemente debemos estar actualizando nuestra vocación de amar a Dios y al prójimo. Constantemente debemos estar “revisando” nuestro poder de salar, porque si nos descuidamos terminaremos con la insipidez del racionalismo o de la tibieza espiritual.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

23 febrero, 2011

Miércoles 23 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 9,38-40.
Juan le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros".
Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí.
Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.

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Jesús se deja encontrar a quienes los buscan de todo corazón. Los mismos milagros son prueba de que Dios quiere acercarse a nuestra vida. ¿Qué otra razón podría tener Dios para permitir los milagros, para cambiar el curso natural del cosmos y de las vidas? Estas manifestaciones de Dios tienen como objetivo dar a conocer a Dios al hombre de una manera extraordinaria.

Había un hombre que estaba expulsando demonios en el nombre de Jesús y, al parecer, estaba teniendo resultado. Si los demonios huían ante el nombre de Jesús por la oración de esta personas era porque el Espíritu santo estaba con Él. Si el Paráclito lo acompañaba era porque esta persona tenía una recta intención y si su corazón era recto entonces estaba de cara a Dios. Aunque no fuera discípulo era hijo de Dios y por eso el Señor lo acompañaba.

¿Y por qué tenían tantos celos los apóstoles? Porque estamos tan “picados” del pecado original que queremos administrar al mismo Espíritu Santo y queremos poseer a Dios como algo exclusivo.

Gracias a Dios, Dios es Dios y no otro.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

22 febrero, 2011

Martes 22 de febrero de 2011

 

Evangelio según San Mateo 16,13-19.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".
"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".

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Pedro tiene las llaves del Reino de los cielos. Le fueron dadas gracias al Padre que le reveló a Jesús como el Mesías, el hijo de Dios vivo.

El poder de la muerte no prevalecerá contra la Iglesia. Las tentaciones y las dificultades arreciarán contra ella siempre, las crisis serán su pan de cada día. Los enemigos feroces de la Iglesia la atacarán constantemente, pero no sucumbirá.

Las almas son como la Iglesia. Han recibido de Dios toda la fuerza suficiente para resistir a las tentaciones y a los ataques constantes de los enemigos de Dios. Nunca el poder de la muerte o del maligno podrá derribarlas, sin embargo, de ellas depende estar en pie o no, no porque tengan la fuerza propia, sino porque la tienen de Dios y este las sostiene. Si por alguna razón caen es debido a que se quisieron soltar de la mano de Dios

María Inmaculada, te entregamos nuestras vidas y corazón. Queremos estar de pie siempre en las dificultades y no sucumbir ante las tentaciones del maligno. Enséñanos a vivir nuestra consagración, danos la gracia de resistir siempre y de ser fieles al Señor.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

21 febrero, 2011

Lunes 21 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 9,14-29.
Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas.
En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo.
El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?".
Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo.
Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron".
"Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo".
Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.
Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió,
y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos".
"¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree".
Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe".
Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más".
El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto".
Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie.
Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?".
El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".

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Vaya, qué lección la que nos trae hoy el evangelio. "¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree". Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe".

Jesús apela siempre a nuestra fe para obrar en nosotros (bueno, casi siempre), porque desea que participemos de una manera activa. Aquel hombre demostró que tenía muy poca fe, ya que le dice al Señor que libere a su hijo si era capaz de ello. ¿Si puedes? — respondió Jesús.

El hombre reconoció inmediatamente su falta de fe y le pidió a Jesús que la aumentara. Esta es la mejor actitud que pudo haber tomado aquel hombre, porque reconoció sus faltas y deficiencias y se puso en manos del Señor. Reconoció con humildad lo que era y autorizó a Dios para que supliera en lo que no era. Esta es la verdadera humildad, la que reconoce lo que se es y lo que no se es con verdad.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

20 febrero, 2011

Domingo 20 febrero 2011

Domingo 20 de febrero de 2011
Evangelio según San Mateo 5,38-48.
Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
___
La caridad que Jesús nos plantea, es decir, la verdadera caridad, rompe con los esquemas planteados por el mundo. Todos aman a los que los aman y hacen el bien a los que les hacen el bien, pero ¿quién se atreve a amar a sus enemigos y a hacer el bien a los que les hacen mal?
Dios viene a romper con el pensamiento con la manera de actuar básica de nosotros y nos enseña a amar. Sólo podemos amar verdaderamente si nos entregamos al Señor y lo miramos a Él, porque es Dios, porque es el amor, porque Él sí sabe amar.
Gracias Señor porque te has hecho hombre para guiarnos. Gracias porque nos has regalado a tu Madre como modelo. Gracias porque tu corazón se estremece por nosotros.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Domingo 20 febrero 2011

Evangelio según San Mateo 5,38-48.
Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
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La caridad que Jesús nos plantea, es decir, la verdadera caridad, rompe con los esquemas planteados por el mundo. Todos aman a los que los aman y hacen el bien a los que les hacen el bien, pero ¿quién se atreve a amar a sus enemigos y a hacer el bien a los que les hacen mal?
Dios viene a romper con el pensamiento con la manera de actuar básica de nosotros y nos enseña a amar. Sólo podemos amar verdaderamente si nos entregamos al Señor y lo miramos a Él, porque es Dios, porque es el amor, porque Él sí sabe amar.
Gracias Señor porque te has hecho hombre para guiarnos. Gracias porque nos has regalado a tu Madre como modelo. Gracias porque tu corazón se estremece por nosotros.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Domingo 20 febrero 2011

Domingo 20 de febrero de 2011
Evangelio según San Mateo 5,38-48.
Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
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La caridad que Jesús nos plantea, es decir, la verdadera caridad, rompe con los esquemas planteados por el mundo. Todos aman a los que los aman y hacen el bien a los que les hacen el bien, pero ¿quién se atreve a amar a sus enemigos y a hacer el bien a los que les hacen mal?
Dios viene a romper con el pensamiento con la manera de actuar básica de nosotros y nos enseña a amar. Sólo podemos amar verdaderamente si nos entregamos al Señor y lo miramos a Él, porque es Dios, porque es el amor, porque Él sí sabe amar.
Gracias Señor porque te has hecho hombre para guiarnos. Gracias porque nos has regalado a tu Madre como modelo. Gracias porque tu corazón se estremece por nosotros.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

18 febrero, 2011

Viernes, 18 de febrero de 2011. Mc 8, 34-9,1

Después de hablarnos de su pasión, Jesús llama a toda la gente y a sus discípulos, porque el llamado es para todos, y así respetando nuestra libertad, nos invita a seguirle, a tomar su misma actitud, es decir, a seguirle de la misma forma que Él lo hizo, cargando con la cruz, negándose en busca de nuestra salvación.

¿Cómo cargar la cruz con Amor? Solo podemos entender las palabras de Cristo si miramos la pasión, si contemplamos que Él ya lo hizo por nosotros, ya cargó con nuestra cruz, ya se dio todo por amor a mí. No se puede desear perder la vida por Jesús y el Evangelio si no lo conocemos, si no estamos convencidos de Él.

Santa María, Madre dolorosa, enséñame a asumir cristianamente el dolor y las contrariedades de la vida, que no busque ganar el mundo sino a Cristo y que Él sea mi guía, mi camino, mi heredad.

Teofilacto. Queriendo manifestar que no prometía en vano cuando habló de su gloria, añade: "En verdad os digo que algunos de los que aquí están", etc. , que es como si dijera: algunos, esto es, Pedro, Santiago y Juan, no morirán hasta que les muestre en la transfiguración cuánta gloria ha de acompañarme en mi segunda venida. La transfiguración no era, pues, otra cosa sino la profecía de la segunda venida, en la cual brillarán el mismo Cristo y los santos.

17 febrero, 2011

Jueves, 17 de febrero de 2011. Mc 8, 27-33

Los apóstoles se enteraban de lo que decía la gente de Jesús y esto no les afectaba la visión que tenían de Él, pues aún le reconocían como Mesías. Quizás muchos hablan mal de la iglesia, hablan mal de Dios, de Cristo ¿Cuánto nos afecta? ¿Cambia nuestra visión de Cristo? ¿Cambia la visión de la Iglesia?

Cabe también reflexionar como Pedro aparta a Jesús para increparle, pero Jesús no le reprende en silencio, sino que lo hace delante de todos para que aprendan a asumir el Cristianismo, la Cruz y la Resurrección.

Virgen María, Madre de la claridad, mujer que habita en los pensamientos de Dios, mueve mi corazón, mis facultades interiores hacia Dios, que entienda, acepte y viva en la Voluntad Divina.

Jueves 17 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 8,27-33.
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".
Ellos le respondieron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas".
"Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro respondió: "Tú eres el Mesías".
Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días;
y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".

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Otra de las tentaciones de Jesús fue la propuesta de Pedro. El pilar de la Iglesia, el Vicario de Cristo, que en ese entonces todavía no lo era, juega un doble papel en este evangelio. Primero, proclamó a Jesús como el Mesías. Ninguno de los otros discípulos le dio este título, aunque al parecer Pedro hablaba por todos. En segundo lugar, Pedro se lleva aparte a Jesús y lo empezó a regañar. ¡Qué osadía la de Pedro!

Jesús se vio “tentado”, por así decirlo, a sucumbir ante las palabras de aquel hombre. Era más fácil no padecer todo lo que se avecinaba. Era más fácil escuchar a Pedro y no tener que morir, sin embargo la misión de Cristo era precisamente todo lo contrario a lo que Pedro, su amado Pedro, le proponía.

Allí es donde Jesús mira a sus discípulos y reprende a Pedro. En esta expresión de Jesús se nota cómo también por medio de la persona de Pedro, el Señor habla a sus discípulos. En un primero lugar Pedro representa a todos cuando dice que Jesús es el Mesías, en un segundo lugar, Pedro representa a todos cuando “tienta” a Jesús. En un tercer lugar, Pedro es el canal por el cual Jesús reprende a sus discípulos.

Esa misma tentación está presente en nosotros: pensar como los hombres y olvidarnos de que debemos apuntar a Dios. Olvidar que debemos tener los pies en la tierra y el corazón en el Cielo. Dejar a un lado lo a Dios para dedicarnos a nosotros mismos.

Líbranos, oh Dios, de olvidar cuál en nuestra misión.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

16 febrero, 2011

Miércoles, 16 de febrero de 2011. Mc 8, 22-26

El ciego de Betsaida cuando empezó a ver le contó a Jesús que fue lo percibido, no se aceleró a decir que veía bien, le habló con sinceridad, pues si hubiera dicho que ya veía bien quizás no habría recibido la sanación completa.

La Virgen María nos lleva de la mano en el camino espiritual y nos pide que le hablemos al Señor con total sinceridad, que nos despojemos de las máscaras, que no aparentemos ante Él y tampoco ante los hombres, porque en la medida que reconozcamos nuestra debilidad, que identifiquemos nuestra pequeñez y visión distorsionada de muchas cosas, podremos juzgar menos, podremos mirar con mayor misericordia y sobre todo, nos refugiaremos en los corazones de Jesús y María.

Virgen María, vuelve a nos otros esos tus ojos misericordiosos y danos tus ojos, Madre, para poder mirar, pues si miramos con tus ojos jamás podremos pecar.

Miércoles 15 de febrero de 2011.

Evangelio según San Marcos 8,22-26.
Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara.
El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: "¿Ves algo?".
El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: "Veo hombres, como si fueran árboles que caminan".
Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo".

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Nuevamente le piden a Jesús que toque a alguien, seguramente para que se mejore. Pero al Señor no le basta con orar por alguien, él quiere la conversión del pecador y su salvación. Por eso, no sólo le impone las manos, significando y produciendo el Espíritu Santo, sino que toma saliva y se la pone en los ojos, pero ¿qué puede significar esto?

La saliva está en la boca, de la boca salen las palabras. La saliva significan las palabras de alguien. Por esta razón, no sólo el Espíritu Santo desciende sobre aquel ciego, sino que la palabra llega a sus ojos, es decir al entendimiento. Así como o el Espíritu Santo llega a su corazón por medio de la imposición de manos, la Palabra llegó a su entendimiento por medio de la saliva.

El ciego, en un primer momento, no vio sino “como árboles que caminan”, pero luego, con el entendimiento iluminado vio, no árboles, sino hijos de Dios. Al fin vio todo con claridad.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

15 febrero, 2011

Martes 15 de febrero de 2011

Mc 8, 14-21

Los disípulos se olvidaron de los prodigios que el Señor había hecho con la multiplicación de los panes. Qué curioso que se les olvide precisamente cuando se veían comprometidos sus intereses, es decir, cuando lo que se veía amenazado era su estómago. Qué fácil era para ellos creer en la multiplicación de los panes para los demás, pero cuando se trataba de su almuerzo se ponían a discutir por no haber llevado suficiente pan para todos.

Creo que esto pasa también con la fe. Siempre tenemos fe para las cosas que no se tratan de nosotros. Nuestra fe es grande si se trata de las cuestiones ajenas, nuestras palabras son sabias cuando las situaciones no nos afectan a nosotros. En cambio, cuando es nuestro problema, la fe no es suficiente. El panorama es sombrío, todo se olvida, nada es claro, “Dios nos abandona”.

La fe también requiere sinceridad. Es decir, recta intención. Debemos tener fe para lo que nos conviene y para “lo que no nos conviene”. Debemos tener fe en las buenas y en las malas, en nuestra vida y en la de otros y no solamente creer cuando es más práctico.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

14 febrero, 2011

Lunes, 14 de febrero de 2011. Mc 8. 11-13

« ¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»

¿Por qué no se les dio un signo a los fariseos? Porque el Señor que conoce el corazón, sabía que querían ponerle a prueba, porque los signos que ya habían no los habían aceptado.

María es la gran señal en el cielo, quien no la reconoce, quizás no reciba la gracia de ver otros signos, como los que acompañaron la predicación de los apóstoles, como el valor de la Cruz, signo del cristiano, definitivamente, con la humildad de María se aplasta nuestra soberbia, se endereza nuestra intención.

María, Madre del Amor, quiero mirarte, quiero conocerte, quiero habitar en tu corazón, porque allí también está Jesús, y en este lugar encontrarme con Él, conócele y reconocerle como mi Señor y Salvador. Amén

13 febrero, 2011

Domingo, 13 de febrero de 2011. Mt 5, 17-37

¿Cómo saber cuáles son los preceptos menos importantes? ¿Cómo conocer la Ley de Dios? ¿Cómo cumplirla? El saber renunciar al pecado, el reconocer qué no es lícito, e identificar qué es necesario renunciar y “mutilar” para alcanzar el Reino de los Cielo, es una labor que aparentemente necesita mucho conocimiento y esfuerzo mental, pero en realidad lo que el Señor quiere motivar es a dejarnos llevar por su Santo Espíritu, Él quiere que todos nos salvemos y que tengamos un buen lugar en el Reino de los Cielos.

¿Por qué renunciar? ¿Por qué sacrificarnos? Porque hemos encontrado un tesoro mayor, una perla preciosa que vale más que un ojo, o una mano, o un rato momentáneo de placer, El Amor de Dios es verdadero, vivo, real, sin intereses, es el Amor sincero, pleno y que satisface al alma.

Virgen María, renueva e intensifica mi encuentro con el Señor, ayúdame a valorar el estado de gracia, el Amor de Dios, que en realidad reconozca la dignidad de tal Tesoro, que me mueva la voluntad, el corazón y la mente a realizar cualquier renuncia por tenerle, por habitar en su morada santa. Amén

Domingo 13 de febrero de 2011

Evangelio según San Mateo 5,17-37.
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio. Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan 'sí', que sea sí, y cuando digan 'no', que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.

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Jesús vino a dar plenitud a la ley. Acá, en este texto, vemos cómo Jesús nos invita a darle una dimensión nueva a la ley, el amor. El amor debe bañar todos los preceptos, la moral y las conductas. Si algo se hace sin amor no vale de nada, la caridad debe ser el motor fundamental de nuestras acciones y pensamientos. Esto es lo que dice este texto del Evangelio.

El Señor dice: “si la justicia de Ud. no es mayor que la de los Escribas y Fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos”. Aquí el Señor nos está hablando de la caridad. Aquellos hombres hacían mil cosas diferentes, según los mandatos y los preceptos de la ley, pero no tenían amor para hacerlo sino vanagloria y orgullo. Sus obras eran vacías. Por lo tanto, si nosotros no superamos esa manera de actuar estaríamos en la misma circunstancia de ellos y no podríamos entrar en el Reino de los Cielos, porque sin amor las acciones son nada.

Donde hay caridad y amor, allí está el Señor. Donde está el Señor está la caridad y el amor.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

12 febrero, 2011

Sábado 12 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 8,1-10.
En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer.
Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos".
Los discípulos le preguntaron: "¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?".
El les dijo: "¿Cuántos panes tienen ustedes?". Ellos respondieron: "Siete". Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud.
Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran. Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió. En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.

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La multitud llevaba mucho tiempo siguiendo a Jesús. Después de 3 días estaban sin comida y sin posibilidad de comprar nada en la región, por lo tanto Jesús sintió compasión de ellos y multiplicó los panes y los peces.

¿No es muy parecida la multiplicación de los panes y los peces a la última cena? Sí, y eso siempre lo hemos sabido, pero lo interesante de este texto está en que aquella multitud estaba siguiendo a Jesús durante tres días.

Este número me recuerda los tres días que pasaron entre la muerte del Señor y la resurrección (no tres días de 24 horas, sino al tercer día). Esta multiplicación de los panes es también una anticipación de lo que iba a suceder con el Señor y con la Iglesia. Jesús, después de la pasión, resucita al tercer día y multiplica los panes (Eucaristía con los discípulos de Emaús) para que sus discípulos repartan el Pan Eucarístico entre todos los fieles y tengan fuerzas suficientes para llegar a la patria eterna. Este Pan nunca acabará ya que siempre sobran siete canastos.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

11 febrero, 2011

Viernes, 11 de febrero de 2011. Mc 7, 31-37

A Jesús le piden que imponga las manos al sordo, pero Él le mete los dedos en los oídos y le toca la lengua con saliva, ¿pudo haberlo sanado sin tocarlo? ¿Pudo haberlo sanado sin imponerle las manos? Claro que sí, Dios es Dios, y Él decide cómo sanar, si con una palabra o sanar a través de los signos, pero lo más importante es que propicia un encuentro personal con el enfermo, por eso al hombre sordo, lo apartó de la gente.

Nosotros debemos reconocer que los signos de fe, los signos externos, la religiosidad popular, son útiles y nos deben señalar a Cristo, nos debe dirigir hacia Él, nos debe motivar a buscarle, a dejarnos tocar por sus divinas manos, a dejarnos abrazar, acariciar, en conclusión, a dejarnos amar por Él.

Virgen María, pon tus manos en mis oídos para que se me abran hacia Jesús, que pueda escucharle, que mis labios pronuncien su Divina Palabra, que mi vida sea una ofrenda para Él, que es Quien me amó primero.

Viernes 11 de febrero de 2011.

Evangelio según San Marcos 7,31-37.
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: "Efatá", que significa: "Abrete".
Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: "Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos".

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Le presentaron a Jesús un sordomudo para que le impusiera las manos, pero Jesús tenía otros planes para él. Seguramente querían que orara un poco a ver si mejoraba o cambiaba su actitud, sin embargo el Señor prefirió llevárselo aparte y no sólo imponerle las manos, sino curarlo. Pero ¿por qué hizo todos esos signos? ¿Por qué uso saliva y los dedos, por qué habló? ¿Acaso no era suficiente con decir, tu fe te ha salvado, escucha y proclama lo que Dios ha hecho en ti?

Jesús lo alejó de la multitud porque no quería hacer ningún show, a Jesús no le interesa que lo vean haciendo las cosas. A Jesús le interesa cada uno como si fuera el único, por eso se dedica a una sola persona. Los dedos de Jesús son los dedos de Dios. Con “los dedos” YHWH escribió las tablas de la ley y con los dedos grabó la ley en los oídos y en el corazón de aquel hombre. Era sordo, pero no sólo en el cuerpo, sino también en el alma, por eso Dios le enseñó. Le tocó la lengua con la saliva, le transmitió su palabra. Pero, entonces, ¿por qué le dice que no le diga nada a nadie? La verdad es que esto le dijo Jesús a los que lo acompañaban, no a aquel hombre, porque de lo contrario ¿para qué le soltó la lengua si no la podía usar?

Gracias Señor por tu bondad, por tu amor, porque nos buscas como si fuéramos los únicos, porque nos amas como si estuviéramos sólo nosotros en el mundo, porque tu dedo ha escrito en nuestros corazones la ley y tu palabra está en nosotros para alabarte.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

10 febrero, 2011

Jueves, 10 de febrero de 2011. Mc 7, 24-30

Los perros comen las migajas que tiran los niños, no las que tiran los adultos, porque seguramente estos quieren aprovechar cada plato, igualmente estamos llamados a no desperdiciar las gracias que el Señor nos da, a no despreciar la Eucaristía, Manjar de los manjares, que el hecho de ser pequeños y reconocer nuestra desnutrición espiritual, nos motive a no desperdiciar todo lo que el Señor nos quiere regalar, que en nuestra ignorancia no nos atrevamos a condicionar a Dios, incluso aprovechar cada tribulación, cada dificultad, cada sufrimiento.

Si llegáramos a estar como “perros” (sin la gracia santificante) también necesitamos ser humildes para ponernos debajo de la mesa, para alcanzar la misericordia divina.

Virgen Inmaculada, tu que reconoces a Dios, reconoces su Amor infinito y te dejas guiar por Él, acompáñanos en nuestras luchas, en las situaciones particulares, en las dificultades y en las alegrías, y que en cada contexto miremos al Crucificado para dejarnos transformar por la sangre y agua que brota de su divino costado. Amén.

Jueves 10 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 7,24-30.
Después Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto. En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies. Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio. El le respondió: "Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros".
Pero ella le respondió: "Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos". Entonces él le dijo: "A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija". Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.

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La liberación de la hija de la Sirofenicia no se dio por medio de grandes signos y gritos y palabras autoritarias, sino que se dio de forma suave, como si no hubiera pasado. El clamor de la madre llegó hasta los oídos de Jesús y por la gran fe que esta mujer tenía su hija quedó liberada del espíritu inmundo que la poseía.

¿Por qué Jesús responde así a esta mujer? ¿Acaso el Señor no vino a salvarnos a todos? Jesús vino a librarnos del pecado, pero el pueblo elegido, Israel, era depositario de las promesas de Dios y debía recibir el mensaje de salvación de primera mano. Jesús vino también a librar a toda la humanidad pero su mensaje debía pasar primero por el pueblo elegido para luego extenderse, poco a poco, por el resto de los hombres. Este hecho concreto es una manifestación de la gracia que se derrama sobre todos, ya que no es gratuito ni fortuito que esta mujer se presentara a Jesús.

Jesús deseaba estar solo en la casa, pero no pudo permanecer oculto. De la misma manera, cuando pensamos que en nuestra vida Dios nos ha abandonado, cuando creemos que el Señor se ha olvidado de nosotros, siempre vamos a notarlo actuando en nuestra vida. La grandeza de Dios es tan impresionante, que jamás se podrá ocultar. Por más que Dios quiera pasar desapercibido por nuestras vidas, siempre será revelado por su inmenso amor. Incluso, cuando vivamos como paganos, alejados de toda realidad religiosa lo podremos encontrar.

¿Por qué, si Jesús trataba de ocultarse le fue tan fácil a la mujer pagana llegar a donde estaba él? Porque Jesús se oculta, no como los hombres, sino que se oculta en su amor, en su grandeza, en su misericordia. Es irresistible a los ojos de las almas. Dios se oculta en la creación, en la belleza y en la caridad. Allí siempre será demasiado obvio para nosotros. A veces no lo encontramos, porque los que estamos verdaderamente escondidos somos nosotros.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

09 febrero, 2011

Miércoles, 09 de febrero de 2011. Mc 7, 14-23

“Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: ¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis?”

¿Cómo le pedirían los discípulos a Jesús que les explicara la parábola para que Él les responde tan fuerte?

La Virgen María preguntó al ángel como sería la concepción del Mesías, pues no conocía varón y san Gabriel responde amablemente, así mismo hay otras ocasiones en las cuales el Señor les explica amablemente a los apóstoles las parábolas, pero porque aquí es tan duro?

Hay que recordar que el Señor empieza diciendo: “escuchad y entended” por eso lo que nos hace impuros es una falla en la escucha de Dios y en el entendimiento, y en consecuencia salen del corazón malos deseos.

Señor purifica mi intención, la intención al acudir a Ti, al refugiarme en María, no quiero ser hipócrita, no quiero dejarte con tus divinas palabras en la boca, no quiero estar dispersa y evadir tu Voluntad. María Mujer de la Escucha, enséñame a callar para escuchar a Dios y dejar que sus deseos permanezcan en mí y así cumplir su divino Querer.

Beda, in Marcum, 2, 29. Es mal oyente quien quiere entender lo oscuro como claro, y viceversa.

Miércoles 9 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 7,14-23.
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!".
Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola. El les dijo: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?". Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos.
Luego agregó: "Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".

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La impureza sale del corazón. No son las miradas, sino las intenciones al mirar. No son las palabras, sino las intenciones al hablar. No son los movimientos, sino las intenciones al moverse. No son los alimentos, sino lo que sale desde el corazón y que puede o no manifestarse en el exterior, lo que hace a una persona impura.

La impureza no se refiere únicamente a lo que tiene que ver con la parte sexual, sino a todo lo que no sea hecho con una buena intencionalidad.

Por el contrario, una persona pura es aquella que en su corazón alberga intenciones buenas, que todo lo quiere hacer de cara a Dios, de cara a la verdad, a la bondad. No oculta nada, no maquina cosas malas. No tiene pensamientos deshonestos. Una persona pura es transparente, no miente, no roba, no engaña, no es avara, no es adúltera y difamatoria, no es orgullosa ni envidiosa.

María, al ser la Toda Pura, jamás albergó en su corazón algún pensamiento deshonesto.

Nosotros a veces nos preocupamos demasiado por lo que se refiere a la forma de las cosas y no a su esencia. En ocasiones somos como los Fariseos que están preocupados por lo que no cuenta y dejan a un lado lo verdaderamente importante.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

08 febrero, 2011

Martes, 08 de febrero de 2011. Mc 7, 1-13.

“Vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos.”

El evangelista Marcos nos quiere hace la aclaración de que la percepción que tenían los fariseos y algunos escribas sobre la impureza, era lo exterior, es decir, el hecho de que estaban los discípulos sin lavarse las manos, por lo que la “impureza” en las manos no era por sus obras, no era porque habían hecho algo malo, sino porque no se habían lavado las manos.

Nuestro Señor, conoce los corazones, quiere que prioricemos y ordenemos nuestras acciones a la caridad, quiere que cada tradición la ordenemos al amor, y en consecuencia, nuestros juicios serán mucho más objetivos, pues no podremos juzgar la actitud de alguien solo por nuestra percepción, sino que debemos ir más allá y mirar la intención del corazón, que es en realidad lo que hace Dios.

“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí” ¿Acaso no hay que honrar a Dios también con los labios? No, el Señor no quiere que le dejemos de orar, de albar y expresar exteriormente nuestra piedad, sino que lo que quiere es que haya coherencia, que nuestra vida exterior sea consecuencia de nuestra vida interior.

San José, maestro de la oración, de la modestia, de la vida interior, enséñame a tener una verdadera intimidad con mi Dios y con la Inmaculada, para que en la acción, sea el amor el que me mueva, que mis actos no sean consecuencia de un proceso intelectual, de un falso razonamiento, de un impulso humano o de un sentimiento, sino que me mueva el Amor, la decisión de amar al Señor y a mi prójimo. Amén.

Martes 8 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 7,1-13.

Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.

Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.

Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?". El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres". Y les decía: "Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios.

Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte. En cambio, ustedes afirman: 'Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte...' En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre. Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!".

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Los Fariseos y los escribas cuestionan a Jesús a partir de las Sagradas Escrituras. El Señor responde también con un texto de Isaías que aquellos hombres conocían muy bien. ¡Qué ironía, tratar de hacer caer con las Sagradas Escrituras al autor de las mismas!

Cabe anotar que los que no se lavaban las manos eran los discípulos, pero Jesús parece no tener ese problema, ¿será que Jesús sí lo hacía? En todo caso, lo que verdaderamente importa es cumplir los mandamientos de Dios con el corazón. Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo es lo más importante, las demás cosas vendrán por añadidura y serán consecuencia de estas primeras.

Aquellos fariseos y escribas conocían muy bien la ley pero no la aplicaban. Conocían muy bien las Sagradas Escrituras pero no las vivían. Entendían muy bien los Textos Sagrados pero no hacían lo que no les convenía.

Qué diferente es el corazón puro. Los sinceros y transparentes verán a Dios. La pureza no se limita sólo a la parte carnal sino al corazón. La pureza inunda todo el ser y se manifiesta en palabras, obras y pensamientos. Aquellos hombres no tenían recta intensión.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

07 febrero, 2011

Lunes, 07 de febrero de 2011. Mc 6, 53-56

“algunos lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca”

Cuando Jesús llegaba a una aldea o caserío, la gente le buscaba porque algunos que le reconocieron ya les había hablado del Señor, la gente con solo sus palabras quedaba antojada de ir a conocerle, movilizaban todas sus fuerzas para lograr de Dios, la sanación.

¡Qué importante es reconocer al Verdadero Jesús! A veces nos formamos imágenes distorsionadas de Dios y esas son las que trasmitimos a los demás, y ¡con razón que ni siquiera la gente le busca para sanarse!, si nosotros fuéramos como Juan Bautista reconoceríamos a Jesús por la oración y gracia del Espíritu Santo y en consecuencia, allanaríamos el camino.

Virgen Madre, por ti recibimos el Santo Espíritu para vivir en Jesús, contigo lo vemos vivo y real, solo tú nos das las fuerzas para trasmitirlo y ayudas con tu amor de Madre a confirmar ese deseo de buscarle. Gracias, porque tu planeaste mi encuentro con el Señor, gracias porque lo estás haciendo aun, y porque me compartes tu fe, solo quiero corresponderte y aceptar tus enseñanzas en el Amor.

Lunes 7 de febrero de 2011.

Evangelio según San Marcos 6,53-56.
Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.
Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús, y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.
En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.

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La gente reconoció a Jesús porque llegó en barca, con sus discípulos. Si hubiera llegado en caballo y solo nadie hubiera sabido que era él. Jesús se reconoce porque está acompañado de los suyos y por su pobreza y humildad.

Todos en la región buscaban a los enfermos para que pudieran ver a Jesús y para que pudieran tocar el borde de su manto. Precisamente así es el anuncio del Reino de Dios, mostrar a los que están impedidos (y a los que no lo están) a Jesús de Nazaret, para que puedan ser curados de su enfermedad.

La principal causa del desconocimiento de Dios es la falta de testimonio de los que lo conocen. Por esa razón, este pasaje evangélico es una figura de la Iglesia militante, que está siempre al servicio de Dios y de los demás.

Ahora bien, con tan solo tocar el borde del manto de Jesús las personas quedaban curadas. Generalmente el Señor actúa por la fe de alguien, bien sea por la del enfermo o por la del acompañante. Entonces ¿cómo sería la fe de aquellas personas o de aquellos enfermos que todos los que tocaban los flecos quedaban curados? ¿Será que yo tengo la misma fe?¿ Creo en Jesús como el Salvador, como el Mesías, como el Cristo, como Dios? ¿o será que me estoy acostumbrando a la falacia del “Jesús histórico” que dista completamente del Jesús de la fe?

María, por medio de ti, veré a Jesús tal cual es. Sin ti lo transformaré en lo que más me convenga. No me dejes dejarte, no me dejes desviarme del Señor y de la verdad. Guía mis pasos y mis pensamientos.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

06 febrero, 2011

Domingo, 06 de febrero de 2011. Mt 5, 13-16

En el caso de la sal, esta puede perder su propiedad, la de salar, es decir, pierde su gracia; en el caso de la luz, esta conserva su propiedad, la de iluminar, pero es impedida, es obstaculizada y no logra el fin, que es iluminar.

Los Cristianos somos la sal de la tierra y la luz del mundo y podemos dejar de serlo al salir del estado de gracia de Dios (volernos sosos) o cuando no reconocemos el lugar donde estamos, el compromiso que tenemos ante la humanidad, por lo tanto debemos ser cuidadosos de conservar o en su defecto, recuperar la gracia santificante dada por nuestro Dios Misericordioso y también debemos reconocer que en nuestras buenas obras y en el trabajo de virtud no solo tenemos como fin agradar a Dios, sino que consecuencia de ello, debe ser hacer su voluntad, es decir, Amar y las obras buenas deben, por disposición divina, ser testimonio para el hermano, debe antojar a todos el ser hijos de Dios.

¿Por qué me encendiste Dios mío? ¿Por qué me has buscado? ¿En dónde me has puesto? Definitivamente por medio de María, descubro que me amas y has encendido en mi corazón el deseo, la llama de amarte, y me has puesto en LAM, en la universidad, en una familia, allí me pides que alumbre, pero la luz que tengo, eres Tu quien me la ha dado, es tu gracia, por eso te imploro, por mi Madre que sea tu luz la que vean, que sea capaz de trasmitirla y que los que me rodean perfectamente perciban que es tu obra y no la mía. Dame la perseverancia final. Amén.

05 febrero, 2011

Sábado, 05 de febrero de 2011. Mc 6, 30-34

“Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado” ¡Hermosa actitud de confianza de los apóstoles! Confiaban infinitamente en el Señor, le tenían una confianza fraterna a tal punto de contarle lo que para ellos era importante, expresaban la felicidad de anunciarle; Jesús les escuchaba y comprendía, a tal punto les preocupaba, que quería que no solo su cuerpo descansara sino también su alma.

Pero el Señor no solo comprende a sus discípulos sino a todas las ovejas y aun sabiendo el cansancio, da una excelente lección de amor, casi que les podría decir: Yo los amo a ustedes, pero también hay almas sedientas y el apostolado no se ha terminado, voy a enseñar, y lo hago con calma, porque aun en el cansancio hay que reflejar la caridad y el Amor.

Madre Inmaculada, entrega mis cansancios a Dios, tu no solo eres el refugio del Señor sino también el mío, por ello eres mi auxilio, mi esperanza; trasmíteme tu amor para yo perseverar y crecer en la caridad. Amén.

Sábado 5 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 6,30-34.
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

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Los apóstoles se dedicaron con todas sus fuerzas a enseñar. Estaban cansados, agotados. Habían comido poco y trabajado mucho. Todos los días se encontraban con multitudes de personas sedientas de Dios, de una palabra viva que transformara sus corazones. Yo me imagino la dicha de los apóstoles predicando, enseñando, sanando y viendo a la gente cambiar y convertirse. ¿Qué habrán sentido aquellos hombres al saborear la conversión de las multitudes?

Era tal la dicha, que fueron a contarle todo a Jesús, y el Señor quiso llevarlos a descansar. Cuando el trabajador hace bien su labor, el patrón le concede su merecido descanso. Esto fue lo que hizo Jesús, se llevó a los discípulos fatigados a un lugar desierto para que descansaran, pero se encontraron con multitudes que los esperaban, ¿qué hiso Jesús? Encargarse de ellos mientras sus apóstoles se encargaba de descansar un poco.

Ellos se encargaron de las cosas de dios y Dios se encargó de las cosas de ellos. Ellos anunciaron hasta el cansancio a Cristo y Cristo se los llevó a descansar a ellos, incluso los relevó en la labor evangelizadora.

En este pasaje se cumplió la escritura: busca primero el Reino de Dios y todo lo demás se os dará por añadidura.

La Inmaculada se encargó de las cosas de Dios y Dios se encargó de las cosas de la Inmaculada, sin embargo vemos cómo María pasó necesidades y momentos difíciles. Esto es porque Dios da los bienes necesarios de la mejor manera. Él sabe cómo y cuándo y cuánto dar a cada uno. Dios prioriza los dones y los bienes, primero da lo espiritual y necesario y después lo material. Por esta razón vemos que María nunca se quejó de su condición, sino que siempre agradeció y esperó en el Señor.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

04 febrero, 2011

Viernes, 04 de febrero de 2011. Mc 6, 14-29

El evangelio inicia hablando de la fama y percepción que tenía la gente de Jesús y termina hablando del asesinato de Juan el Bautista, ¿Qué relación tendrá?
Obviamente las mismas Escrituras lo dicen, Juan es el precursor, desde Él se veía la acción de Dios, tanto que la conciencia de Herodes quedaba al descubierto, tal como lo profetizó Simeón pues la Luz muestra lo que la oscuridad esconde.

¿Qué hacer ante el descubrimiento de nuestro pecado? ¿Qué reacción tomar? La mejor opción es la humildad, no desesperarse al ver la miseria, no sacrificar la verdad por el respeto humano, porque este al final no trae ningún provecho, pues quien un día te alaba otro día te difama, sólo Dios es fiel y comprensivo.

Santísima Virgen María te entrego, te consagro toda vida, cada aspecto de mi ser, que al reconocer mi pequeñez y fragilidad, sea capaz de acudir a ti, para que me lleves al encuentro misericordioso con el Señor en la confesión, que sea capaz de identificar los llamados constantes del Amor.

Viernes 4 de febrero de 2011

Evangelio según San Marcos 6,14-29.
El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Algunos decían: "Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos:
Otros afirmaban: "Es Elías". Y otros: "Es un profeta como los antiguos".
Pero Herodes, al oír todo esto, decía: "Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado".
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.
Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".
Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía,
porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.
La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".
Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta.
La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.
En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.
El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

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¿Por qué razón, Herodes creía que Jesús era Juan que había resucitado? Era tan grande el testimonio de Juan que la gente no tuvo ningún inconveniente en creer que él había vuelto de entre los muertos. Ahora bien, Juan nunca había muerto en la conciencia de Herodes. Siempre el recuerdo de este hecho atormentó a ese pobre desgraciado que por quedar bien ante los hombres se traicionó a sí mismo porque apreciaba a Juan el Bautista.

Herodes tuvo en su memoria el recuerdo de Juan, y su conciencia lo atormentaba constantemente, simplemente por el hecho de haber hecho aquel tonto juramento a la hija de Herodías. ¿Pero qué ganaron todos con este acto? Herodes mató a alguien a quien apreciaba y su conciencia lo atormentó toda la vida; la hija de Herodías dejo de poseer la mitad del Reino de Herodes y Herodías tuvo lo que quiso pero al fin de cuentas no obtuvo más que el haber saciado su odio por un instante para luego volver a la misma miseria de antes.

¡Qué tontos que somos! Preferimos una cabeza en una bandeja de plata que la mitad de un reino. Preferimos un pecado mortal que la vida eterna, el Reino de Dios. Preferimos saciar nuestro odio por un momento para quedar peor que antes. Preferimos hacer la voluntad de nuestra madre en la tierra que la voluntad del Dios de los Cielos.

Si tan sólo hiciéramos caso de Nuestra Madre del Cielo y viviéramos nuestra consagración… todo sería tan diferente.

Este texto lo podemos aplicar, pero en sentido contrario, a María de Nazaret. Si en nuestros actos le preguntamos a la Inmaculada que quiere que pidamos ella nos va a pedir una cabeza, pero no la de un hombre, sino la del mundo. Si decapitamos nuestro amor por el mundo y lo presentamos, no ante Herodes, sino ante Dios, en la bandeja de plata de nuestras virtudes, sí que ganaremos el Reino de los Cielos.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

03 febrero, 2011

Jueves 3 febrero de 2010

Evangelio según San Marcos 6,7-13.
Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;
que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.

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El Señor envió a sus discípulos sin nada de provisiones. Cuando uno no tiene nada, ni dinero, ni comida, ni ropa de repuesto, ni un techo donde alojarse sólo tiene una cosa por hacer: recurrir a Dios para que nos auxilie. En cambio, cuando tenemos aseguradas todas esas cosas, nuestra confianza está puesta en nosotros mismos y en nuestras capacidades y provisiones, dejando a un lado a Dios.

Quedarse en una sola casa hasta el momento de partir nos ayuda a no buscar acomodarnos y no estar buscando la mejor manera de tener todas las comodidades. Por el contrario, el que tiene como misión quedarse en una sola casa, tendrá la ventaja de no pensar en cambiarse a una mejor, sino que se dedicará a sus labores dejando a un lado esta preocupación.

El Señor nos invita en este evangelio a preocuparnos sólo de lo que es necesario, el anuncio y la vivencia del Reino de Dios. El Señor quiere que confiemos en él, que nos dediquemos a amarlo y a predicarlo y no que andemos buscando comidas y casas ricas.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

02 febrero, 2011

Miércoles, 02 de febrero de 2011. Lc 2, 22-40

Tanto Simeón como Ana oraban continuamente, perseverantemente y pudieron reconocer al Señor y hablar cosas grandiosas de Él, pues ya le conocía, hablaban constantemente con Dios en su oración, vivían en el corazón de Dios.

Nosotros en la medida que conozcamos a Dios, que tengamos intimidad con Él vamos a poder reconocerle en el hermano, aun en el desconocido; también podremos ver su acción diaria, porque viviríamos en su corazón, podríamos reconocerle en la Eucaristía aun cuando solo veamos los accidentes.

“Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»”

Mi Señor, como María, no solo quiero tomarte en mis brazos sino recibirte dentro de mí, porque eres mi paz, en ti descansa mi alma, tiemblo por ti, mis ojos físicos ven pan, pero con la mirada de María puedo verte vivo y real, quiero adorarte, hablar contigo y hablar de ti, pero como no lo se hacer quiero que Tu Madre, que también es mi Madre, lo haga por mi.

Miércoles 2 de febrero de 2011

Evangelio según San Lucas 2,22-40.
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él
y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley,
Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,
porque mis ojos han visto la salvación
que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,
y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.

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José y María fueron fieles a la ley, aun cuando tenían como hijo al autor de la misma. El Espíritu Santo reveló a Simeón la gloria de aquel niño y lo empujó al Templo para que lo pudiera ver. Nosotros, de igual manera, si queremos ver al salvador debemos acercarnos al Templo y buscarlo entre los brazos de una Virgen. Si queremos morir en paz porque vimos al salvador, debemos acercarnos a la Iglesia y buscar a María y a José, allí, en medio de ellos encontraremos a Jesús.

Quien encuentra a la Inmaculada, encuentra a Jesús. Pero de la misma manera que una espada atravezó el alma de María, así los seguidores de Cristo también recibirán una espada que atravesará sus vidas, porque seguir a Cristo es imitarlo, y vivir con él es también morir con él.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

"No temas, basta que creas".

Estas palabras de Jesús al jefe de la sinagoga, el padre de la niña, realmente son animadoras, consoladoras, son de un padre a un hijo, transmiten confianza plena.
Y es con esta confianza que debemos vivir siempre, sintiéndonos totalmente incapaces de ser Santos pero confiados en que Dios será nuestra Santidad si damos lo que más podemos. Realmente para darlo todo es esencial Adorar a Jesús, sino no seremos capaces de luchar, pues la fragilidad y miseria nos puede más.

Mamita enseñame a pensar cada instante como agradar más a Jesús, con el abandono total de ser su hija.

01 febrero, 2011

Martes, 01 de febrero de 2011. Mc 5, 21-43

¿Qué quería Jesús al detenerse en el camino hacia la casa de Jairo? ¿Con que fin preguntó quien le había tocado? El Señor sabia que de Él había salido una fuerza, que una personita le había tocado con fe, sabía que alguien había alcanzado un bien de su amor. Sin embargo, Jesús quería un encuentro personal, quería que esta mujer sanada profesara la fe y aunque inicialmente tenía temor, la mirada del Señor le dio confianza para proclamar lo que Él había hecho en su vida, por esto no sólo recibe la sanación sino que Dios mismo le dice: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»

Seguramente igual pasa con la Virgen María, no solo toca su manto sino que Ella se lo hizo, Ella le tuvo en sus entrañas, le acunó en sus brazos, le abraza y besa todavía en el cielo, y nos comparte su dicha, recibe a Cristo en nosotros cada vez que comulgamos, nos alcanza innumerables favores de su corazón, y nos propicia un encuentro personal con Él.

Madre querida ayúdame a ser verdadero testimonio de lo que el Señor ha hecho conmigo, que tu amor venza el temor que me impida hablarle a mi Dios y a mis hermanos.

Martes 1 de febrero de 2011.

Evangelio según San Marcos 5,21-43.
Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar.
Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies,
rogándole con insistencia: "Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva".
Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados.
Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias.
Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor.
Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto,
porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré curada".
Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal.
Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?".
Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?".
Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido.
Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad.
Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad".
Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?".
Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que creas".
Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago,
fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba.
Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme".
Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba.
La tomó de la mano y le dijo: "Talitá kum", que significa: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate".
En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro, y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que le dieran de comer.

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Luego de la expulsión de la legión de demonios de aquel hombre al otro lado del lago Jesús, signo de la historia de la salvación, Jesús vuelve al otro lado del lago y se encuentra con dos mujeres, una enferma de hemorragia y otra a punto de morir. La primera tenía mucha fe en que si tocaba a Jesús iba a poder sanar, y así sucedió. La segunda no sabía que Jesús iba hacia su casa y murió sin verlo.

La mujer de la hemorragia representa a los conversos, que después de mucho tiempo de buscar con “muchos médicos” entiende que sólo Jesús la puede curar, y sintiéndose indigna y apenada acude a Él para encontrarse con un salvador humilde y amoroso, que la cura y la acoge como un padre.

La segunda mujer, la hija de Jairo, muere sin ver a Cristo, pero por la fe de su padre, no por la propia, se encuentra con Jesús que la va a buscar después de su profundo sueño (no porque estuviera dormida, sino porque para Cristo la primera muerte no es más que un sueño hasta que llega el momento de la resurrección). Por lo tanto, la hija de Jairo representa a toda la humanidad que después del anuncio de la salvación y del paso por esta vida, en medio de una especie de oscuridad que requiere la fe para poder tener la esperanza de la salvación, duerme en el sueño profundo de la muerte del que sólo Cristo la puede sacar por medio de la resurrección.

Las dos mujeres representan también a la humanidad, limpiada y curada del pecado y de la impureza, para luego morir y esperar la resurrección por manos de Jesús.

¿Eres capaz de encontrar la figura de María en este relato?

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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