29 junio, 2012


Jueves, 28 de junio de 2012. Mateo 7, 21-29

Tanto a quienes cimentan su casa en roca como a los que no les sucede lo mismo: Cae la lluvia, se salen los ríos, soplan los vientos y se rompen contra la casa, la diferencia está en que una se hunde y la otra no, debido al solo detalle de que es escoger el terrero.

Lo que vale, por tanto, es el terreno de nuestras vidas, lo que vale es hacer la voluntad del Padre de los Cielos y obrar las Divinas Palabras de Jesús…esa es la prudencia del hombre.

¿Qué hacer entonces? Intimidad, para que podamos escuchar, para que podamos seguir indicaciones, para que no perdamos el rumbo, para que podamos identificar el terreno, es decir, para que podamos ver la Inmaculada y sobre Ella poner lo que de Cristo -que es la Roca- recibimos.

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