03 octubre, 2011

Haz lo que implique más caridad

Evangelio según San Lucas 10,25-37. 
Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?".
Jesús le preguntó a su vez: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?".
El le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo".
"Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida".
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?".
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.
Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.
También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.
Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.
Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.
Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: 'Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver'.
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?".
"El que tuvo compasión de él", le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: "Ve, y procede tú de la misma manera".

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El prójimo no es el que me cae bien sino el otro, aunque no me caiga bien. El prójimo no es el que "me nace ayudar" sino incluso el que me molesta y me fastidia. El prójimo es todo aquel otro que no soy yo pero que es también hijo de Dios. 
¿Cómo debemos comportarnos con el prójimo? de la misma manera que Jesús se ha comportado con todos nosotros a pesar de lo que somos y de lo que hacemos. Jesús no se ha fijado en nuestras vidas para redimirnos; Jesús no se fijó en nuestra bondad o maldad para darnos la redención. Jesús simplemente nos amó hasta el extremo y dio su vida por nosotros.
La regla que debe guiar todos nuestros actos debe ser: haz lo que implique más caridad. 
En una situación concreta, ¿qué se debe hacer? lo que implique amar más... El problema es que amar más duele más... amar mucho duele mucho... amar duele... El mejor cilicio es el que se pone en el corazón: el amor cristiano...
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Me parece que los verdaderos Titanes de la Santidad, en la Iglesia Católica lo han hecho asi! ¿En hacer lo que más ha implicado con caridad y sin mirar a quién? ¡Toda su vida integra en ardor de caridad! Mejor dicho lo máximo en Amor con la Ayuda de Jesús y su Santa Madre, ejemplos de Caridad, por excelencia. Jesús fuente de Caridad y su Santa Madre imitación de su Caridad Plena. Bienvenida Caridad,a Nuestras Vidas.

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