01 octubre, 2011

Felices los que aman

Evangelio según San Lucas 10,17-24. 
Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre".
El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos.
No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo".
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!". 

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Alma:
¡Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica! ¿De qué me sirve ganar el mundo entero si te pierdo a ti, Jesús? Señor... son tantas las tentaciones: unas materiales, otras carnales, otras personales, y muchas espirituales... ¿Cómo podremos vencer todos los días la tentación? ¿a quién acudiremos?


Dios:
¡Ahí tienes a mi Madre! ¿Y por qué te digo, "ahí tienes a mi Madre" en vez de decirte, "me tienes a mí"? porque quien tiene a la Inmaculada me tiene a mí más perfectamente. Porque quien se acerca a María llega más perfectamente a mí. Porque en tu Madre sentirás el amor de un abrazo, la compañía en la soledad, la ayuda en las dificultades y la luz en la oscuridad. Todo esto te lo puedo dar yo, claro, pero te lo quiero dar por medio de mi Madre, que es la tuya, para que sientas la Gloria de Dios por medio de sus Santos... y si Ella, siendo como tú me amó tanto ¿Cuánto crees que quiero yo que tú me ames?


Alma:
¡Dame a María, Señor, dame a la Inmaculada!


Dios:
Únete a mí... y serás más de Ella. Únete a Ella y serás más de mí...
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El el alma pensó: ¿Cómo me uniré más a María?... ¡qué paradoja! entre más veces comulgo a Dios, soy más de la Inmaculada, entre más soy de la Inmaculada, de mejor manera comulgo a Dios.


Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Quién ama lo tiene todo, empezando a Dios que es fuente del Amor. Quién no Ama, no tiene nada, pero todavia a Dios, que jamás se rinde por sus criaturas amadas! En Dios hay eterna felicidad porque es eterno su Amor. Y felices están siempre los que aman, porque en ese mismo amor esta Dios. Ese Amor Divino en las personas francamente no tiene precio.

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