03 octubre, 2011

Buen samaritano, buena samaritana

Lunes, 03 de 0ctubre de 2011. Lc 10, 25-37

Jesús, el Buen samaritano, ¿samaritano? ¿no era judío?, sí pero en esta parábola el samaritano por excelencia es el Señor, y la samaritanita es María, la parábola la encarnan estos dos amores.

Son ellos quienes llegan donde estamos nosotros heridos por el pecado, sienten compasión de nosotros, se acercan, nos vendan las heridas que deja el pecado, cada una de las consecuencias de nuestros actos serían mayores si no fuera por la intervención amorosa de Jesús y María, ellos nos limpian con el bálsamo de la caridad, nos vendan, nos fortalece la voluntad, nos cargan en sus brazos, nos hospedan en su corazón, nos cuidan, somos alimentados por Jesús Eucaristía y los ángeles y santos interceden sin cesar por nosotros.

¿Cómo ganar la vida eterna si he caído en manos del bandido pecado? ¿Cómo amarte mi Dios y amar al prójimo? La única respuesta que encuentro es dejarme amar, es dejarme sanar por ti, es aprender de ti cada detalle, es reconocer la misericordia que has tenido conmigo, es no resistirme a tu amor, es ser agradecida y corresponderte. Mamita María, yo no puedo ni se curarme, te necesito que en este mes a través del santo rosario, sea dócil a ti y entre en el refugio seguro de tu inmaculado corazón. Totus Tuus.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Creo qué la primera interpelación que todos vamos a tener en la hora de nuestra muerte? ¡Si hablo de Mi persona, tú persona, de él, de nosotros, de vosotros y ellos! Es: ¿Fuisteís un buen Samaritano hijo? ó ¿Fuisteís una buena Samaritana hija? ¡Vamos a quedar sorprendidos! Las respuestas nos van a dejar rojos del susto, si es que tenemos sentimientos cristianos. Es que ni eso tal parece tenemos en estos tiempos truculentos.

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