Jesús nos ha amado, ¿alguien nos ha amado como Él? Definitivamente, ¡nadie! Su amor no se compara con ninguna “alegría” del mundo, ¡es único!, entonces ¿Cómo permanecemos en su amor? Jesús nos da la respuesta: “Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor” y podemos resumir los mandamientos en el Amor a Dios y al prójimo, por consiguiente, cuando amamos somos movimos por el amor y así mismo el Amor que recibimos se fortalece, se sostiene, se renueva, porque no es egoísta sino que se dona, se entrega…
En otro pasaje del evangelio el Señor lo confirma, pues afirma que hay mas alegría el dar que en recibir, pues cuando damos es implícito que se da de lo que se tiene, es decir, si damos amor, es porque el Amor nos ha movido, porque el Amor habita en nosotros, entonces Dios se seguirá desbordando en caridad con el alma que sirve de conducto de su amor, es un acto infinito de su misericordia que nosotros pecadores podamos participar de su obra, podamos ser espectadores de su gran amor con la humanidad, con razón la Alegría de Cristo habita en nosotros, porque hay fiesta en el cielo por una persona que vuelva a la casa del Padre, y esto no se compara con ningún “amor”.
María, Mujer llena de Dios, Mujer Feliz, alegría de los justos, ruega por nosotros, y condúcenos a las alegrías del Cielo.
Jessica Restrepo S.
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